La papaya es una fruta tropical muy apreciada por su sabor dulce, su textura suave y sus múltiples beneficios para la salud. Rica en vitaminas A, C y E, así como en fibra y enzimas digestivas, es ideal para incluirla en la dieta diaria. Sin embargo, elegir y conservar correctamente la papaya es clave para aprovechar al máximo sus propiedades y disfrutar de su frescura.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ofrece recomendaciones claras para que los consumidores puedan seleccionar la mejor papaya al momento de comprarla. Estas sugerencias buscan evitar la adquisición de frutas en mal estado y garantizar que la fruta se mantenga en buen estado durante más tiempo, reduciendo desperdicios y gastos innecesarios.
Además, seguir estos consejos no solo ayuda a preservar la calidad de la fruta, sino que también contribuye a una experiencia de consumo más segura y saludable. Saber identificar una papaya madura y conservarla adecuadamente asegura que su sabor y textura se mantengan óptimos, ya sea para consumirla directamente o para incorporarla en diversas recetas. Por ello, en esta nota te contaremos cómo puedes elegir la papaya ideal y conservarla, de acuerdo a las recomendaciones vistas en la revista del consumidor de la Profeco.
¿Cómo elegir la papaya ideal?
Para seleccionar la papaya correcta, primero fíjate en su color. Un predominio del verde indica que aún no está lista, mientras que un color naranja intenso señala que la fruta está madura y dulce. Evita aquellas que presenten magulladuras, golpes o zonas oscuras y cafés, ya que pueden estar deterioradas.
Al tocarla, la piel debe sentirse firme pero ceder ligeramente; si está muy dura, le falta madurar, y si está demasiado blanda, podría estar pasada. Además, confía en el aroma: un olor dulce y agradable indica frescura, mientras que un olor fuerte o desagradable es señal de que no conviene consumirla.
Conservación de la papaya
Si la papaya aún está verde, no debe refrigerarse; lo mejor es dejarla madurar a temperatura ambiente, en un lugar fresco, seco y alejado de la luz directa y la humedad. Una vez que la fruta está cortada, debe guardarse en un recipiente con tapa hermética en la parte menos fría del refrigerador. Picarla en cubos antes de almacenarla facilita su consumo y ayuda a prolongar su frescura.
