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¿Cómo limpiar las menudencias del pollo? Sigue paso a paso este procedimiento

Si vas a cocinar con menudencias debes limpiarlas correctamente para poder usarlas de forma segura y obtener su mejor sabor, aprende cómo hacerlo.

¿Cómo limpiar las menudencias del pollo? Sigue paso a paso este procedimiento
Aprende a manejar correctamente las menudencias Foto: Shutterstock

Aunque las menudencias de pollo no son una de las partes más populares de este animal, resultan un tipo de carne muy nutritiva por todos los elementos que pueden brindar al organismo, además de ser económicas, pues suelen tener un precio mucho menor al del resto de las partes del pollo. Pero para cocinarlas correctamente, las menudencias se deben limpiar de un modo adecuado para obtener las mejores partes y desechar aquellas que no tienen sabor o no se pueden cocinar. Por eso, aquí te enseñaremos a limpiarlas y dejarlas listas para tus platillos.

Las menudencias son todas esas vísceras comestibles que puedes extraer de un animal al sacrificarlo. En el caso del pollo, estas piezas incluyen el corazón, el hígado, la molleja, el cuello o pescuezo y las patas. No obstante, para extraerlas del pollo se requieren ciertos procesos donde se eliminan todas esas partes que vienen unidas a las menudencias, como la grasa, la piel, los cartílagos y demás elementos similares.

Aquí te explicaremos caso por caso qué es lo que debes hacer con cada pieza de las menudencias para dejarla limpia y lista para cocinar, ya sea que las incluyas en caldo, que las frías o prepares cualquier receta deliciosa que tengas en mente con ellas. Solo recuerda que, al igual que el pollo, la mayoría de las menudencias no se deben lavar, ya que esto constituye un riesgo de salud importante en la cocina y que deberás desinfectar muy bien los elementos y las áreas que uses para manejar estas piezas de pollo.

Debes de limpiar bien tus menudencias para poder usarlas en tus platillos. Foto: Pexels / Chan Walrus

Patas

Las patas del pollo son muy fáciles de limpiar. Simplemente debes retirar los callos que se encuentran en la zona baja de la pata y en la parte alta, justo donde está la articulación inicial. También debes retirar la punta de los dedos para eliminar las uñas. Todos estos pasos los puedes hacer con ayuda de un cuchillo o con unas tijeras grandes para que la pieza sea más fácil de manipular.

Corazón

El corazón es otra pieza que resulta muy sencilla de limpiar, ya que solamente debes cortar la parte superior, donde se encuentra toda la grasa y las partes indeseables, y retirar de forma manual los trocitos de grasa que suelen estar pegados en los laterales del corazón. Una vez hechos estos pasos, la pieza estará lista para cocinar o puedes cortarla de forma vertical si quieres abrir el corazón.

Hígado

El hígado es una pieza bastante sensible, así que debes manejarla con mucho cuidado para evitar que se rompa. Con ayuda de tus manos, retira poco a poco y lentamente la grasa y los coágulos de sangre que pueden estar adheridos al hígado, dejando la pieza limpia. Después de esto, puedes remojarlos en agua fría por 15 minutos para retirar la sangre restante y secarlos al final para cocinarlos a tu gusto.

Molleja

La molleja es la pieza más complicada de limpiar debido al reto que ofrece extraer el saco de restos de comida que se encuentran dentro de esta pieza. Con mucho cuidado, debes cortar la parte central de la molleja hasta exponer ligeramente la zona blanca del centro. A partir de aquí, abre la molleja con tus manos y con mucho cuidado para no romper el saco de alimento procesado que se encuentra en su interior.

Cuando hayas abierto la pieza, deberás retirar el saco de alimentos sin romperlo y desecharlo. Después, talla o frota el interior de la molleja para eliminar la textura viscosa y podrás enjuagar esta menudencia para dejarla lista. La molleja es la única parte del pollo que debes lavar para poder usarla.

Pescuezo

Limpiar el pescuezo es bastante sencillo. Simplemente debes tomarlo con una mano y, en la otra, sostener firmemente el resto de elementos que vas a retirar del cuello, es decir, la grasa, el tejido conjuntivo y otras piezas similares. Jala firmemente el pescuezo hacia afuera y verás que la pieza sale sola. Retira las últimas partes de grasa con la mano y podrás cocinar tu pescuezo entero o cortarlo con ayuda de un cuchillo grande para obtener trozos manejables.

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