Uno de los panes dulces que pueden parecerse a simple vista es el croissant o cuernito, de hecho muchas personas piensan que se trata del mismo alimento y que solo cambia de nombre dependiendo el lugar en donde se encuentren, pero ambos son opciones diferentes.
Para aprender a identificar cada uno, es importante mencionar que el primer pan dulce tiene origen en Austria, no en Francia como muchos creen. Y su inspiración fue el kipferl, un pan dulce en forma de media luna que data del siglo XIII. Sin embargo, su popularidad se disparó en 1683, cuando los panaderos vieneses celebraron la derrota del Imperio Otomano en el asedio de Viena con un pan en forma de media luna, inspirado en la bandera otomana. Llegó a Francia en el siglo XIX, cuando la reina María Antonieta (de origen austríaco) introdujo esta tradición y los panaderos la perfeccionaron utilizando masa hojaldrada con mantequilla.
Mientras que, el cuernito es una versión del croissant que se hizo en México y otros países de América Latina, tomando como inspiración este pan dulce para crear una nueva opción pero con figura más redondeada de consistencia suave y sin utilizar masa hojaldrada.
¿Cuáles son las diferencias entre el croissant o cuernito?
La principal diferencia es la forma del pan, mientras el croissant es más recto e intenta formar una media luna por la textura de su masa hojaldrada, el cuernito es redondeado y se destaca por sus cuernos gruesos y compactos, además de que puede ser de pan suave o con mantequilla sin hojaldre.
El croissant tiene un intenso sabor a mantequilla y es muy crujiente, esto no pasa con el cuernito que es de masa muy suave y no precisamente sabe a tanta mantequilla. En cuanto a la preparación, el primero lleva múltiples capas de masa y el cuernito simplemente es una masa simple que requiere de levadura para que se esponje.
En conclusión, el croissant es un pan europeo hojaldrado y más complejo, mientras que el cuernito es una versión más sencilla, popular en América Latina, con una textura más suave y versátil. Sin embargo, la gran similitud que mantienen es que son perfectos para disfrutarse así solos en compañía de una buena taza de café o chocolate, e incluso rellenarlos con jamón e ingredientes frescos.
