Árboles frutales

¿Por qué mi árbol de guayaba no da frutos? Conoce los motivos

Recuperar la fructificación de tu árbol de guayaba es posible identificando las causas que lo están afectando
miércoles, 4 de septiembre de 2024 · 20:46

El árbol de guayaba es conocido por su capacidad de producir frutos dulces y aromáticos. Sin embargo, puede llegar un momento en que tu árbol, que antes daba frutos en abundancia, deje de hacerlo. Esta situación puede ser frustrante, especialmente cuando has cuidado de tu árbol con esmero. Existen varias razones por las que un árbol de guayaba podría dejar de dar frutos, y conocerlas es el primer paso para devolverle su vitalidad. A continuación, te explicamos algunas de las causas más comunes y qué hacer para remediarlas.

1. Falta de polinización adecuada

Uno de los motivos más comunes por los que un árbol de guayaba no da frutos es la falta de polinización adecuada. La polinización es esencial para la producción de frutos, y en el caso de la guayaba, esto suele ocurrir con la ayuda de insectos como abejas o mariposas. Si la población de estos polinizadores ha disminuido en tu jardín, es posible que las flores de tu guayabo no estén siendo polinizadas correctamente, lo que impide la formación de frutos.

Para fomentar la polinización, puedes atraer más polinizadores a tu jardín plantando flores que les resulten atractivas, como lavanda, caléndulas o girasoles. También puedes intentar la polinización manual, utilizando un pincel pequeño para transferir el polen de una flor a otra.

2. Riego inadecuado

El riego juega un papel importante en la salud de cualquier árbol frutal. Tanto el exceso como la falta de agua pueden estresar al árbol, impidiendo que produzca frutos. Un riego insuficiente puede hacer que el árbol conserve recursos, limitando su capacidad para producir flores y frutos. Por otro lado, el exceso de riego puede ahogar las raíces y provocar la caída de las flores antes de que se conviertan en frutos. 

No olvides regar tus árboles frutales, en especial el de guayaba.
No olvides regar tus árboles frutales, en especial el de guayaba. Fuentes: iStock

Asegúrate de que tu árbol de guayaba reciba una cantidad adecuada de agua, ajustando el riego según la temporada. Durante los meses más cálidos, aumenta la frecuencia de riego, mientras que en invierno, disminúyela. El suelo debe mantenerse húmedo, pero nunca encharcado.

3. Plagas y enfermedades

Las plagas y enfermedades también pueden impedir que tu árbol de guayaba dé frutos. Los ácaros, moscas de la fruta y diversas enfermedades fúngicas pueden afectar tanto las hojas como los frutos del árbol, debilitándolo y reduciendo su capacidad para producir frutos.

Inspecciona regularmente tu árbol en busca de signos de plagas o enfermedades. Si encuentras alguna plaga, utiliza un insecticida orgánico o un tratamiento adecuado para controlar el problema. Para las enfermedades fúngicas, asegúrate de mantener una buena circulación de aire alrededor del árbol y evita el riego por aspersión que puede propagar esporas.

4. Falta de nutrientes

Los árboles de guayaba requieren un suelo rico en nutrientes para crecer y producir frutos. Si el suelo donde está plantado tu guayabo carece de los nutrientes esenciales, es probable que el árbol no tenga la energía necesaria para producir frutos. Las deficiencias de nitrógeno, potasio y fósforo son especialmente problemáticas para la fructificación.

Aplica un fertilizante balanceado específicamente formulado para árboles frutales. Es importante hacerlo en las estaciones correctas; la primavera y el otoño son momentos ideales para fertilizar. Además, asegúrate de regar bien el árbol después de aplicar el fertilizante para ayudar a que los nutrientes lleguen a las raíces.

 5. Podas inadecuadas

La poda incorrecta es otro factor que puede afectar la fructificación de tu árbol de guayaba. Podar en exceso o en el momento equivocado del año puede eliminar las ramas que habrían dado frutos, lo que reduce la producción general del árbol. Además, una poda insuficiente puede causar un crecimiento descontrolado, haciendo que la energía del árbol se disperse en ramas innecesarias en lugar de concentrarse en la producción de frutos.

Realiza podas ligeras y controladas, eliminando las ramas muertas o enfermas, y asegúrate de hacerlo en el momento adecuado, que generalmente es a fines del invierno o principios de la primavera, antes de que el árbol comience a brotar.