Los arándanos son uno de los frutos rojos más usados en la repostería y en las bebidas. Ya sea para decorar o para darle ése sabor acidito a nuestras recetas. Y aunque la mejor manera es integrarlos frescos para aprovechar todas sus propiedades, pues la mayoría de nosotros hemos dado con los arándanos secos.
Pero si gracias al calor decidiste comprar arándanos frescos en el tianguis o el mercado, pues hoy queremos decirte cómo puedes hacerle para secarlos de manera natural para que los guardes más tiempo y los puedas usar después para tus recetas. No es tan complicado como te imaginas y estamos seguras de que te será de utilidad.
La mayoría de las personas secan los arándanos calentándolos ya sea en el horno o en el microondas, pero existe una forma de deshidratarlos naturalmente y para ello, tampoco necesitas tantas cosas, porque puedes aprovechar el solazo con el que estamos viviendo. Así que ¡toma nota!
1. Lava los arándanos
Comienza lavando los arándanos frescos bajo agua corriente para quitarles cualquier suciedad o residuo. Sécalos suavemente con papel de cocina o un paño limpio.
2. Prepara los arándanos
Retira cualquier arándano que esté blando o en mal estado. Asegúrate de que estén completamente secos antes de continuar.

3. Secado al sol
Coloca los arándanos en una bandeja para hornear o una rejilla y déjalos secar al sol durante varios días. Asegúrate de moverlos ocasionalmente para que se sequen de manera uniforme y protégelos de insectos u otros contaminantes con una malla o tela mosquitera.
¿Tienes prisa? Sécalos con horno
Precalienta tu horno a la temperatura más baja posible (aproximadamente 50-60°C). Coloca los arándanos en una bandeja para hornear forrada con papel de horno y déjalos en el horno con la puerta entreabierta para permitir la circulación de aire. Deja que se sequen durante varias horas, comprobando regularmente su estado para evitar que se quemen.