Si te gustan las espinacas, seguramente ya sabes el problema que es mantenerlas frescas dentro del refrigerador. Este alimento pierde su textura y sabor muy fácilmente. Sin embargo, existe un método para conservarlas por mucho tiempo y poder utilizarlas en recetas como salsas, sopas, jugos y guisados. Para aprovechar al máximo las espinacas, simplemente debes congelarlas, pero debes llevar a cabo este proceso de una forma específica, y nosotros te diremos cómo.
¿Por qué es bueno congelar las espinacas en casa?
Al congelar las espinacas, puedes hacer que duren hasta un año entero conservando su sabor y su color, pero deben pasar por un proceso de blanqueamiento antes de congelarlas. Además, ten en cuenta que aunque esta es una buena manera de conservar este elemento, no podrás usar las espinacas congeladas para una ensalada, ya que al descongelar se quedan muy suaves. Lo mejor es aprovecharlas en recetas donde vayan licuadas o trituradas.
¿Cómo congelar adecuadamente las espinacas en casa?
Para congelarlas, lo primero que debes hacer es lavar y desinfectar las espinacas. Retira las hojas maltratadas y los tallos gruesos. Después, tendrás que escaldarlas por unos segundos en agua hirviendo. Tras este proceso, deberás pasarlas rápidamente a un recipiente con agua con hielo para cortar la cocción y eliminar la amargura natural de las hojas de espinaca.

Una vez que tengas tus espinacas listas, simplemente debes escurrir al máximo la humedad, exprimiendo suavemente las hojas. Forma pequeñas bolitas del tamaño de un bocado y colócalas en una bolsa con cierre hermético. Llévalas al congelador y podrán durar mucho tiempo. Para descongelar las espinacas, simplemente debes pasarlas al área de refrigeración y esperar algunas horas a que se suavicen.