¿Ya es hora de la comida y tienes en mente preparar hígados de res? Aunque este corte es nutritivo y económico, su olor y textura pueden resultar un poco intensos si no se limpia de forma adecuada. En esta nota, te explicamos cómo quitarle la sangre y los malos olores al hígado para que logres un platillo suave y delicioso. Con un par de pasos sencillos, puedes obtener un hígado de res listo para cocinar en tu receta favorita.
¿Cómo cocinar hígados de res?
El hígado de res es un ingrediente versátil que puede prepararse de varias maneras, desde recetas clásicas hasta combinaciones modernas. Por ejemplo, el ya clásico hígado encebollado, donde el sabor del hígado resalta con la dulzura de las cebollas caramelizadas. Solo necesitas dorar cebolla en rodajas en un poco de aceite y, una vez cocida, añadir el hígado. Cocina ambos ingredientes hasta que estén bien dorados y sazona con sal y pimienta.
¿Has probado el hígado en adobo? Otra excelente opción consiste en marinar el hígado con chiles secos, ajo y especias para un toque picante. Luego, se cocina en una cazuela con un poco de aceite hasta que quede suave y jugoso. Este platillo se sirve acompañado de arroz o tortillas.
Ya si quieres algo más moderno, no te puedes resistir a las brochetas de hígado. Para quienes desean experimentar, sólo debes cortar el hígado en trozos pequeños y armar brochetas con pimientos, cebolla y tomate es una gran alternativa. Estas brochetas se asan a la parrilla o en una sartén caliente y se sazonan con un toque de limón y sal.
¿Cómo limpiar los hígados de res fresco?
El hígado, al ser un órgano encargado de procesar toxinas en los animales, tiene un sabor más fuerte y una textura distinta a la de otros cortes de carne. De ahí la importancia de eliminar la sangre y los restos que puedan generar malos olores, para que el platillo final sea más apetitoso.
1. Lava el hígado en agua fría
Comienza enjuagando el hígado bajo el chorro de agua fría. Este paso ayudará a eliminar impurezas y restos de sangre que suelen quedar adheridos. No uses agua caliente, ya que podría alterar su textura.
2. Remojo en agua con sal y vinagre
Llene un recipiente grande con agua fría y agregue una cucharada de sal y 2 cucharadas de vinagre blanco por cada litro de agua. Coloque el hígado en el recipiente y déjelo reposar entre 20 y 30 minutos. El vinagre ayuda a eliminar la sangre residual y neutralizar los olores. La sal, por otro lado, contribuye a suavizar la textura. En caso de no tener vinagre, sustitúyalo por el jugo de un par de limones.
3. Retira la membrana y los vasos visibles
Después del remojo, enjuaga nuevamente el hígado bajo el agua fría. Utilice un cuchillo afilado para retirar la membrana fina y los vasos sanguíneos que puedan estar visibles en la superficie. Este paso reducirá el sabor fuerte y mejorará la presentación del hígado.
4. Remojo adicional en leche (opcional)
Si deseas suavizar aún más el sabor, coloca el hígado en un recipiente con leche y déjalo reposar otros 30 minutos. Este remojo ayudará a suavizar la textura y reducirá la intensidad del sabor del hígado, haciéndolo más agradable al paladar.
