Sin más preámbulo, aquí te van algunos consejos para que tus platos y copas estén listos para la celebración:
Primero y principal, sé inteligente con el lavado. Si tienes tiempo, evita la tentación de dejar los platos acumulándose en el fregadero durante días, mi mamá siempre me regaña por eso. Lávalos tan pronto como puedas para que la suciedad no se adhiera como si fuera pegamento. Es más, para lidiar con esos residuos pegajosos, la clave está en usar agua caliente y un buen detergente. Si la comida se ha quedado pegada como si fuera su segunda casa, un truco que nunca falla es dejar los platos remojar antes de enfrentarte a ellos. ¡Hace maravillas!
Pero a ver, ojo, no te olvides de la magia de los trapos y esponjas. Usa los suaves para evitar rayones en la porcelana o los cristales. Siento que sobra decirlo, pero lo voy a mencionar: si tienes platos dorados o con detalles delicados, límpialos con cuidado. No queremos que tus tesoros brillantes terminen con un rasguño que los haga ver como si hubieran salido de un barco de piratas ¡Unos minutos de esfuerzo te van a ahorrar horas de raspado después!
El secado es igual de importante, por más que yo sienta que la misma naturaleza del aire los fuera a secar (cuando la realidad es por floja de hacerlo a mano y con un trapo), es mejor secarlos tú con un paño limpio y seco después de unos minutos en el escurridero. Un truco extra es añadir unas gotas de vinagre al agua del último enjuague para evitar esas molestas manchas blancas.
Ahora vamos con algo más fifÍ: si eres el afortunado dueño de una vajilla de plata, ¡ahí te va un tip! La pasta de dientes no es sólo para tus dientes o granos, también puede devolverle el brillo a la plata. Frota suavemente con un paño y ¡voilà!, tu vajilla brillará como si fuera nueva.
Honestamente la vajilla también merece brillar en la fiesta. La belleza está en el amor de los detalles, sé que puede ser tedioso todo este proceso que comparto, pero vale la pena. Puede que nadie se de cuenta de lo bonito pero de lo feo... ahí te cuento. Con un poco de cuidado, agua caliente, un buen detergente, algunos trucos caseros, y tu lindo esfuerzo, tus platos y copas estarán listos para destacar en la mesa navideña.