El rábano es mucho más que un complemento que no debe de faltar para disfrutar de un rico pozole, se trata de un alimento que nace en la tierra y se cultiva por sus raíces comestibles, gracias a sus características es implementado dentro del arte gastronómico en deliciosas ensaladas, platillos completos y hasta en bebidas.
Estos pequeños frutos de color rojo son fuente de vitamina C, un antioxidante que ayuda a combatir los radicales libres en el cuerpo y ayuda a prevenir el daño celular causado por el envejecimiento, esto de acuerdo con los expertos. Es un ingrediente que puedes tener siempre que lo desees en casa.
Para disfrutar del rábano sin tener que comprarlo en el mercado, tienes que aprovechar ese huerto en casa para cultivarlo sin semilla y agregar un nuevo cultivo del que seguro obtendrás ricos frutos para aprovecharlos como mejor lo desees. Sigue esta práctica guía y descubre el paso a paso que tienes que realizar.
¿Cómo sembrar rábano sin semilla?
Cultivar rábano no es tan complicado como parece, además es una planta que puede dar fruto relativamente rápido, pues puedes hacer tu primera cosecha aproximadamente a las 4 o 6 semanas, es decir, como mes y medio. Esto es lo que debes de hacer paso a paso.
Materiales:
- 4 rábanos frescos
- 1 vaso de agua
- Una maceta con mínimo 10 cm de profundidad
- Tierra bien nutrida
Procedimiento
Coloca las raíces del rábano en el vaso con agua y debes dejar ahí hasta que broten más raíces de color blanco. Para que suceda tienes que colocar el vasito a los rayos de luz indirectos, mantener en un lugar fresco y agregar más agua si se empieza a evaporar. Cuando esas pequeñas raíces sean más evidentes será el momento de cultivarlos.
Asegúrate de que tu maceta tenga un buen drenaje y si no, haz algunos agujeros en la base. Agrega la tierra con sustrato o bien nutrida en tu maceta, realiza cuatro pequeños surcos de 1-1.5 cm de profundidad y con una distancia de 8-12 cm entre ellos, dependiendo del tamaño de los rábanos.
Coloca cada rábano en los hoyitos con las raíces hacia abajo con cuidado de no dañarlas y cubre con más tierra. Riega inmediatamente después de sembrar, no dejes que el suelo pierda la humedad.
A partir de este momento debes de mantener la tierra húmeda, exponer al sol con luz indirecta y mantener la tierra con sustrato. Recuerda ser constante en los cuidados y ser paciente, dará frutos muy pronto (a comparación de otros alimentos).