Es muy común que cuando guardamos nuestra leche la pongamos en la puerta de nuestro refrigerador, ya que este espacio tiene el tamaño perfecto para los empaques de este lácteo, no obstante este lugar no es el más recomendado para guardar este tipo de alimentos y si quieres saber por qué o cómo almacenar tu leche y otros lácteos correctamente, nosotros te lo vamos a explicar aquí.
¿Por qué la leche no se debe de guardar en la puerta del refrigerador?
Aunque puede parecer el sitio ideal para guardar lácteos, debido a que el tamaño de los estantes que se encuentran en la puerta del refrigerador queda perfecto para los empaques de leche, debes de saber que este es el sitio menos recomendable para colocar este tipo de alimentos, ya que la variación de temperatura puede ocasionar que se estropeen más fácilmente o de forma rápida, todo esto gracias a que la puerta cambia de temperatura fácilmente al estar abriendo y cerrando esta de forma constante.
¿Dónde debe guardarse la leche en el refrigerador?
Lo mejor para guardar la leche y otros lácteos es la zona central o baja del refrigerador, estos son los espacios más fríos de nuestro electrodoméstico y por lo tanto tendrán la temperatura constante y correcta para almacenar de forma correcta todo tipo de alimentos perecederos, sobre todo este tipo de alimentos que son tan susceptibles a los cambios de temperatura.
Consejos para mantener la leche en buen estado
Asimismo es importante que mantengamos una limpieza constante en nuestro refrigerador, qué evitemos abrir y cerrar la puerta del mismo sin motivo alguno y que nos aseguramos que nuestros empaques de leche y otros productos estén bien cerrados para evitar goteo o contaminación de los mismos, de esta manera nuestros alimentos podrán permanecer en buen estado mucho más tiempo.
¿Qué alimentos se pueden guardar en la puerta del refrigerador?
La puerta del refrigerador, aunque sí va a recibir frío como el resto del electrodoméstico, va a cambiar su temperatura constantemente debido a su uso, por eso lo mejor es colocar alimentos que no se vean tan afectados por los cambios de temperatura, es decir aquellos que contengan conservadores naturales y que necesiten estar en refrigeración cómo las salsas, las mermeladas y otras preparaciones similares.
