Huerto en casa

Así puedes sembrar tomate verde en maceta con este paso a paso

Una salsa con tomates verdes de tu huerta nunca volverá a tener el mismo sabor
sábado, 29 de mayo de 2021 · 10:57

Si ya comenzaste con tu huerto en casa sabes lo sencillo que es iniciar con tus propios cultivos, pero al mismo tiempo el trabajo que requieren sus cuidados para lograr sus primeras cosechas, pero sobre todo lo satisfactorio que resulta tener alimentos frescos libres de químicos que puedes usar en todas tus recetas. El tomate verde o tomatillo es uno de los ingredientes básicos de la cocina mexicana que se puede cultivar de forma sencilla con un par de semillas que tengas a la mano. 

La palabra tomate proviene del náhuatl 'miltomatl', el cual llega a medir hasta medio metro de altura con un tallo largo que produce flores de color amarillo, misma que puede crecer casi en cualquier terreno con los cuidado adecuados. Entre sus nutrientes destacan su buena cantidad de proteínas, grasas, carbohidratos y hierro, mientras que en la medicina se ha utilizado como remedio para tratar problemas respiratorios, dolores de oído, inflamación estomacal y presión alta. 

¿Cómo sembrar tomate verde?

Lo que necesitas

  • 2 tomates verdes
  • 1 lata de refresco vacía y limpia
  • 1 maceta alta y ancha
  • 1 atomizador
  • Tierra para plantas
  • Humus de lombriz
  • 1 palito de madera

Germina

1.- Quita bien la parte alta de la lata de refresco de forma que puedas usarla como una pequeña maceta para comenzar con el germinado de las semillas. Hazlo con cuidado ya que las latas de refresco suelen ser un tanto filosas y podrás cortarte. 

2.- Corta los tomates por la mitad y retira las semillas con cuidado. No importa si aún queda un poco de pulpa. Con cuidado enjuaga las semillas con agua limpia y deja secar por 24 horas. 

3.- Llena la lata hasta 3/4 partes de su capacidad con la tierra negra para plantas. Una vez que las semillas del tomate verde se han secado de la forma adecuada, colócalas en la lata de refresco con la tierra y cubre ligeramente con un poco más de tierra sin sobrepasar un centímetro de la misma. Con el atomizador humedece la tierra. Cubre con papel film de cocina y haz unos pequeños agujeros con un palillo. 

Deja tu semillero en un lugar donde no le peguen los rayos del sol de forma directa, de preferencia que sea uno con mucha sombra o mejor una zona oscura, pero que al mismo tiempo sea cálida para favorecer el crecimiento de los primeros brotes. Espera entre una y dos semanas para que veas cómo las semillas comienzan a germinar, debes humedecer la tierra una vez a la semana y volver a tapas con el papel film hasta que los brotes tengan al menos dos hojas para que se pueda llevar a una maceta. 

Planta

1.- Ya tu semillero ha germinado, llena hasta 3/4 partes de tierra tu maceta y en el centro haz un hoyo para colocar una buena base de humus de lombriz que es donde vas a colocar el o los brotes. 

2.- Cuando trasplantes los germinados es mejor hacerlo de noche, ya que es un tipo de planta muy sensible a la manipulación y los rayos del sol. Coloca el brote más fuerte en el centro de tu maceta y cubre con la tierra sin aplastarla la misma o cubrir las hojas que ya han brotado. Junto a las hojas entierra el palito de madera que servirá de guía para que la planta crezca de la forma adecuada y tenga un sostén al cual aferrarse. 

Cuida

1.- Una vez que tu siembra está completa es hora de regar tu planta con suficiente agua para humedecer toda la tierra y coloca en un lugar soleado durante unas horas de preferencia por la mañana. 

2.- Riega tu planta cuando sea necesario de forma que la tierra se mantenga húmeda, y siempre que riegues hazlo solo en la parte de la base nunca sobre las hojas.

Cosecha

1.- La primera cosecha de tomates frescos la podrás hacer entre 3 y 5 meses, dependiendo de los cuidados que le des a tu planta, pero si vas a retirar los tomates o podar tu planta, recuerda hacerlo cuando esté seca no recién regada ya que esto evitará que sea propensa a las plagas o los hongos. 

2.- Corta solo los frutos maduros, es decir, aquellos que estén más pegados a sus hojas que los envuelven o que las hayan roto por crecimiento.