Es común que cuando hablemos de "grasas" automáticamente pensemos en ingredientes como la manteca, la mantequilla o todos aquellos que contienen grasas saturadas, las cuales están relacionadas con una alta incidencia de enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, existen aceites que las contienen y que además de ser un gran apoyo a la hora de cocinar, proveen nutrientes importantes para un buen desarrollo y para mantener el organismo saludable. Tal es el caso de los aceites vegetales, que se caracterizan por ayudarnos en procesos de cocción.

Estos también son buenos para aportar sabor y suavidad a nuestros platillos, proveernos de una sensación de saciedad y mantener jugosos los tejidos musculares de la carne y las aves en el momento de su preparación. Aunque estos beneficios en general de esta variedad de aceites, a continuación te dejamos los que puedes gozar de manera específica, dependiendo del que decidas usar.

LOS ACEITES MÁS SALUDABLES PARA COCINAR

Aceite de oliva

Los aceites de oliva se pueden usar tanto en crudo como el caliente. Por sus propiedades, se caracteriza por ayudar a elevar los niveles de colesterol HDL (bueno) y disminuir el colesterol LDL-c (colesterol malo). A la par, beneficia el control de la hipertensión arterial , reduce la aparición de trombosis y previene la aparición de diabetes.

Además, gracias a que tiene un efecto saciante, contiene una acción laxante, es el aceite y la grasa más recomendable para aquellas personas que quieran adelgazar.

Aceite de canola

Tampoco podemos pasar por alto esta variedad, que, de acuerdo con el portal Mayo Clinic, contiene la menor cantidad de grasa saturada de todos los aceites y tiene una proporción alta de grasas monoinsaturadas, lo que lo hace una opción segura y saludable cuando se trata de aceites de cocina.

Estudios preclínicos sugieren que el ácido alfa-linolénico y la elevada concentración de ácidos grasos monoinsaturados de esta variedad previenen el hígado graso y evita la reabsorción ósea, lo cual es un gran beneficio en los períodos de post-menopausia y en personas de edad avanzada.

Aceite de aguacate

Este aceite es una auténtica alternativa saludable. Aunque su densidad es similar a la del aceite de oliva, el de aguacate resulta tener un sabor menos fuerte y muchas más propiedades nutritivas, ya que contiene ácidos monoinsaturados, ideales para aquellas personas que padecen de afecciones como colesterol alto, diabetes y problemas cardíacos. 

No olvides que es especialmente rico en hierro, cobre, fósforo, potasio, beta-caroteno, ácido fólico, vitaminas del grupo B, K y E, así como ácidos esenciales como el Omega.

Aceite de girasol

Previene la aparición de enfermedades cardiovasculares e inflamatorias, artritis, síndrome premenstrual y otras relacionadas. 
Por otro lado, sus propiedades emolientes logran que los productos suavicen, reduzcan la inflamación e hidraten; esto último gracias a que posee la capacidad de retener la humedad de la piel gracias a las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas.

Aceite de sésamo 

El aceite de sésamo contiene un 42% de ácidos grasos omega-6, un 40% de grasos omega-9 y un 14% de saturados; sumado a ello posee aminoácidos linoleico, oleico, palmítico y esteárico, así como vitaminas A, D, C, E y B. La combinación ideal para mantener la salud, normalizar el equilibrio hormonal y mejorar la condición de la piel y el cabello.

Aceite de maní

Aporta más ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, además de vitamina E. Usualmente se ingiere para disminuir el colesterol y prevenir las cardiopatías y el cáncer, pero también es capaz de mejorar la circulación y oxigenación de la sangre e incrementar el metabolismo celular.