Esa deliciosa fruta que amas acompañar con un poco de chile piquín o que disfrutas en tu desayuno en forma de cóctel o licuado es también bastante provechosa para la salud.

A pesar de ser originario de Asia, el mango no necesita presentación en América Latina, una región en la que esta fruta es la favorita de más de uno. Aunque es cierto que buena parte de esto se puede atribuir a que es una de las más pulposas y refrescantes que existen, también se debe a las muchas bondades que provee. Repleto de nutrientes como las vitaminas A, B, C, E y K; y elementos como hierro, calcio, potasio, yodo, magnesio y zinc; el mango es considerado un auténtico antioxidante y anticancerígeno gracias a sus vitaminas y a los flavonoides que contiene, como la quercitina.

Por otro lado, tiene propiedades digestivas ya que su alto contenido de magnesio y fibra resultan en un efecto saciante beneficioso para personas con sobrepeso y diabetes.

Y para la piel, la vista, el cabello, las mucosas, los huesos y el sistema inmunológico; su contenido en vitamina C te ayudará en un sinfín de cosas entre las que destacan la absorción de  hierro, la formación de glóbulos rojos, colágeno, dientes y huesos.

Ahora que estamos de acuerdo en la importancia de incluir al mango en nuestra necesaria porción de 5 frutas al día, seguro ya estarás pensando en múltiples recetas. Ante esto, un problema común al momento de prepararlo o simplemente consumirlo tal cual, es pelarlo. Jugo y pulpa derramados por toda la mesa de la cocina son unas de las problemáticas más comunes a la hora de hacerlo pero, ¡con el siguiente truco que GastroLab trae para ti, esto no volverá a pasarte!

El secreto para cortar y pelar un mango en segundos

El problema más común cuando cortamos un mango es identificar el hueso. Esta parte de la fruta suele ser plana por lo que si logramos saber dónde se encuentra será de gran utilidad para cortar de manera regular y simple.

Para hacerlo simplemente tendremos que colocar el mango sobre la mesa, ya que al apoyarlo sobre una superficie plana, por cuestión de gravedad, lo usual será que la fruta se quede de tal manera que el hueso plano quede en paralelo a la superficie de la mesa.

Una vez hecho esto, con un cuchillo apto para cortar fruta podremos hacer dos cortes, uno por cada lado de donde se encuentra el hueso. Posteriormente con estos pedazos deshuesados se pueden hacer pequeñas incisiones verticales y horizontales a lo largo de todo el lado del que se encuentra la fruta sin piel. Una vez hecho esto solo bastará con darle la vuelta al mango para conseguir pedacitos en cubo perfectamente bien picados y sin todo el caos al que estamos acostumbrados.