¿Puede un simple plato de comida hacernos más felices que una buena canción o incluso una sesión de ejercicio? De acuerdo con distintos medios en redes sociales, la respuesta es definitivamente sí, pues diversas páginas han retomado los resultados de un estudio global que sugiere que la pasta puede generar mayor felicidad que otras actividades que usualmente son consideradas placenteras.
Esta idea es bastante curiosa, pero tiene algo de sentido si pensamos en la relación y el vínculo emocional que muchas personas suelen crear con la comida. Ya sea un espagueti casero, una lasaña llena de queso o un simple plato de macarrones, la pasta puede evocar sensaciones de placer, bienestar, confort e incluso recuerdos del hogar, elementos que difícilmente pueden compararse con otros momentos cotidianos.
El fenómeno de la comida provocando esa sensación de felicidad no solo se da en un país o una cultura específica; es un sentimiento compartido por miles de personas alrededor del mundo, sobre todo si se trata de comida hogareña. Por eso, comer pasta puede activar recuerdos positivos y emociones reconfortantes que influyen directamente en nuestro estado de ánimo y en cómo afrontamos la realidad.

La pasta, un plato generador de felicidad
Los resultados del estudio, que data del 2019 y que fue llevado a cabo por Barilla (una popular marca de pasta), señalan que para muchos disfrutar un plato de pasta puede generar más alegría que realizar ejercicio físico o escuchar música relajante. Esto puede deberse a que la experiencia de comer pasta involucra tanto el placer sensorial como una evidente conexión emocional, sobre todo si se trata de recetas tradicionales o platos que asociamos con el afecto de nuestros seres queridos.
Además, las personas encuestadas asociaron la pasta con momentos muy especiales, como por ejemplo reuniones familiares, celebraciones y hasta tiempo de autocuidado. Todo esto son factores que convierten a la pasta en algo más que comida; este tipo de preparaciones es un símbolo de confort emocional que puede afectar de manera directa nuestra felicidad y otros sentimientos similares.
Además, recordemos que el acto de comer a menudo incluye muchas otras actividades además de solo alimentarse. Cuando nos sentamos a la mesa a disfrutar nuestros platillos, a menudo lo hacemos con un fuerte componente social, pues es muy común que compartamos la mesa con la familia, amigos y compañeros. Por eso, no es del todo extraño que comer un buen plato de pasta pueda generar mucha alegría. Así que, la próxima vez que te sientas abrumado o triste, quizás la solución esté en disfrutar de un buen plato de pasta caliente, con un toque de nostalgia y felicidad.