El plástico tradicional, derivado del petróleo, es omnipresente en nuestra vida, pero sus altos costos ambientales como la contaminación y la lenta degradación han impulsado la búsqueda de alternativas más sostenibles. En este contexto, surge un innovador material: un bioplástico creado a partir del jugo del nopal, desarrollado por la investigadora mexicana Sandra Pascoe Ortiz, de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA).
Tras varios años de investigación y experimentación, este bioplástico ha demostrado ser no tóxico, versátil y completamente biodegradable. Se obtiene extrayendo el jugo de especies de opuntia (como ficus indica y megacantha), mezclando con aditivos naturales y moldeando en láminas. La solución promete aplicaciones en envases desechables y embalajes, con un ciclo de vida respetuoso con el planeta.
La relevancia de este desarrollo trasciende lo académico: en octubre de 2019 la UNIVA obtuvo la patente de esta tecnología tras 7 años de trabajo. Esto abre la puerta a la producción industrial de bioplásticos mexicanos que compiten con los convencionales sin dejar residuos contaminantes.

Un proceso natural con resultados sostenibles
En cuanto al proceso de fabricación, se cortan y pelan las hojas de nopal para extraer el jugo, que se mezcla con glicerina, ceras naturales, proteínas y, si se desea, colorantes vegetales. Esta mezcla se extiende en planchas y se deja secar, dando como resultado láminas flexibles y biodegradables.
El tiempo de degradación es muy favorable: en contacto con agua puede descomponerse en tan solo dos semanas, y en condiciones naturales, entre 2 y 3 meses. En compost, los resultados son aún más acelerados (en torno a 15 días). Además, no genera residuos tóxicos al degradarse, lo que garantiza un impacto ecológico mínimo.
Respecto a sus propiedades físicas, si bien es menos resistente que el plástico convencional, ofrece una durabilidad adecuada para envases o embalajes si se almacenan en condiciones secas y controladas. Y aunque aún está en fase de pruebas térmicas y de densidad para adaptarlo a productos como bolsas o recipientes, es prometedor: su composición natural es renovable, no tóxica y se estima que no provocaría una sobreexplotación del nopal.