Puede parecer un detalle insignificante, pero el color de nuestros platos puede tener un impacto más grande de lo que pensamos en nuestros hábitos alimenticios. Desde hace años, psicólogos y especialistas han observado cómo ciertos tonos y colores pueden llegar a modificar nuestra percepción del alimento, afectar el apetito que tenemos e incluso influir en la cantidad de comida que consumimos sin darnos cuenta.
La explicación detrás de este curioso fenómeno está en la forma en la que nuestro cerebro se estimula visualmente. El contraste entre los alimentos y el color del plato puede llegar a alterar nuestra percepción de la cantidad de comida en este recipiente. Por ejemplo, puede ser que la porción parezca más pequeña o más grande y así modificar cuánto nos servimos. Al fin y al cabo, comer no solo se trata de satisfacer una necesidad física, también tiene un alto componente emocional, social y visual.
Muchas veces, la psicología del color se puede aplicar a entornos como la gastronomía, y aunque puede parecer exagerado, los restaurantes y los empaques de alimento pueden modificar nuestra percepción del alimento y el apetito. Al igual que el aroma o la textura, el color también es una parte importante de la experiencia al comer y disfrutar de lo que consumimos. Por eso, aprender a usarlo a nuestro favor puede ayudarnos a mantener una alimentación más consciente.

Los colores que afectan tu apetito
De acuerdo a diferentes teorías, los platos blancos podrían intensificar nuestro apetito, sobre todo si la comida también tiene colores claros, lo que puede llevarnos a servirnos porciones más grandes o repetir el plato sin tener necesidad de ello. Por otro lado, los platos rojos pueden tener un efecto totalmente contrario, ya que este color suele asociarse con señales de advertencia o peligro. Así, muchas personas pueden comer más despacio o se sienten saciadas más pronto al usarlo en la vajilla.
Otros colores como el azul pueden tener un efecto supresor en nuestro apetito, ya que es un color poco habitual en los alimentos y no estimula tanto el hambre. Así, podemos ayudar a frenar nuestros antojos de forma sencilla. Lo ideal no es cambiar toda tu vajilla, sino probar distintas combinaciones entre los alimentos y los colores de tus platos para que así puedas regular tus porciones si estás buscando llevar una alimentación más controlada.
Recomendaciones
En el caso de las personas que buscan bajar de peso, hay que recordar que el color del plato no es una fórmula mágica que te ayudará a eliminar kilos extra, pero sí puede llegar a ser una herramienta útil en las estrategias que aplicamos para una alimentación más consciente. Prestar atención a pequeños detalles como el contraste de los alimentos, la ambientación en la que comemos, el tamaño del plato o los colores de este pueden llegar a ser una gran diferencia en nuestros hábitos diarios y así complementar una alimentación balanceada de forma positiva.