En mayo de 2024, la taquería El Califa de León, ubicada en la colonia San Rafael de la Ciudad de México, hizo historia al convertirse en el primer puesto de tacos en México en recibir una estrella Michelin. Este reconocimiento sorprendió al mundo gastronómico y puso en el centro de atención a Arturo Rivera, quien hasta entonces era conocido simplemente como el parrillero del lugar.
Rivera, con más de dos décadas trabajando detrás de la plancha, fue reconocido como chef por la prestigiosa guía, un título que inicialmente le resultó desconcertante . Al enterarse del premio, pensó que había ganado unas llantas, asociando el nombre Michelin con la famosa marca de neumáticos. Este reconocimiento no solo transformó su vida profesional, sino que también elevó el estatus de la taquería a nivel internacional.
De acuerdo con Arturo Rivera, el ahora famoso parrillero de El Califa de León, Michelin tenía planeado un evento culinario en el que se reunirían chefs de todo México. Sin embargo, Rivera se sentía confundido, ya que, según sus propias palabras, él no se consideraba un chef
Yo no soy chef, soy parrillero
La sorpresa llegó cuando los representantes de Michelin le respondieron: “Pues con la novedad de que, a partir de hoy, usted ya es chef por parte de Michelin.” En ese momento, Arturo confesó que incluso pensó que había ganado unas llantas Michelin para su vocho, sin imaginar el alcance del reconocimiento.
¿Cómo se convirtió en chef?
Antes de ser nombrado oficialmente por la Guía Michelin, Arturo vivió momentos personales muy difíciles. Primero, perdió a su madre, y poco después su padre —enfermo de cáncer— tuvo una recaída justo un día antes del evento donde sería premiado. Por esta razón, Arturo decidió no asistir para quedarse a cuidar a su padre en el hospital.
Fue una ofensa muy fuerte para ellos que yo no pudiera ir
Aun así, Rivera intentó enviar a alguien en su lugar, pensando que se trataba de un reconocimiento menor, sin imaginar su verdadera dimensión. Al día siguiente, luego de cumplir con su deber familiar, Arturo Rivera se presentó a trabajar como de costumbre. Pero al llegar, fue recibido por una multitud de personas, medios de comunicación y clientes que lo habían conocido como parrillero. Todos estaban ahí para felicitarlo.
En ese mismo momento, ejecutivos de la Guía Michelin se presentaron en el lugar y le entregaron personalmente el reconocimiento y su filipina de chef, oficializando su lugar en la historia de la gastronomía mexicana.
