Hace un par de días, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), informó que tras detectarse la presencia de salmonella y listeria en alimentos para mascotas, se tuvieron que retirar varios lotes de alimentos para cachorros y gatitos.
El hecho que sin duda alguna generó preocupación por quienes tienen mascotas pequeñas, también provocó la duda del por qué este tipo de alimentos que pasan por un control de calidad también pueden contener dichas bacterias que se caracterizan por generar enfermedades del sistema digestivo.
Aunque la comida para mascotas pasa por procesos de control sanitario, no está exenta de riesgos y por esta razón, diversas marcas han retirado del mercado lotes de alimentos para perros y gatos al tener bacterias como salmonella y listeria monocytogenes, dos patógenos peligrosos tanto para animales como para humanos.

Por qué la comida para cachorros y gatitos también puede tener salmonella y listeria
La razón principal es que muchos alimentos para mascotas, especialmente los que se comercializan como “naturales”, “crudos” o mínimamente procesados, pueden contener ingredientes de origen animal, como carne, vísceras o huesos, que no siempre pasan por tratamientos térmicos suficientes para eliminar bacterias.
De esta forma, incluso en las croquetas o alimentos húmedos procesados se puede propiciar la contaminación desde la fabricación o al momento de manipular el empaque y llevar a cabo el proceso de almacenamiento, claro, si no se siguen los protocolos de higiene adecuados.
Para evitarlo, opta por productos con buenas prácticas de fabricación y reputación en el mercado, además verifica que el empaque esté sellado y en buen estado, sin mencionar que puedes consultar regularmente si hay lotes de alimentos retirados del mercado por contaminación y visitar sitios como el de la FDA (en EE.UU.) o autoridades locales que suelen publicar esta información.
Cabe mencionar que los cachorros y gatitos, al tener sistemas inmunológicos aún en desarrollo, son más vulnerables a los efectos de estas bacterias. Además, la manipulación de estos alimentos por parte de los dueños, también representa un riesgo de contagio cruzado.