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La ciencia explica porqué nos queda espacio para un postre

¿Te has preguntado por qué después de comer demasiado y creer que estás satisfecho aún tienes espacio para el postre? Afortunadamente, la ciencia puede explicar el por qué.

La ciencia explica porqué nos queda espacio para un postre
Este es la razón por la que siempre tenemos espacio para el postre Foto: Pexels

¿Te ha pasado que comes demasiado y crees estar satisfecho pero aún tienes espacio para el postre? No te preocupes ni pienses que estás comiendo solo por comer. Hay una explicación lógica de por qué siempre nos queda espacio para el postre, y afortunadamente, la ciencia puede explicarlo.

De acuerdo al profesor Russell Keast, miembro del Centro de Ciencia Sensorial Avanzada de la Universidad de Deakin, Australia, esto sucede debido al fenómeno conocido como “saciedad sensorial específica”, que es la alteración del sabor agradable experimentado en la primera cata de un alimento en comparación con la cata del mismo poco tiempo después. Dicho fenómeno es producido por una saciedad de los receptores de la nariz y de la boca

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¿Por qué nos queda espacio para un postre?

Keast señala que el cuerpo humano parece tener un "segundo estómago" destinado exclusivamente al postre. "Esta sensación ocurre cuando comemos algo que nos encanta. Nuestros sentidos nos indican que ya no podemos tolerar más de un alimento específico porque estamos llenos", explica el investigador. Sin embargo, el cerebro interpreta la llegada de un nuevo sabor como una oportunidad para seguir disfrutando de la comida.

El experto también menciona que esta respuesta se debe al "aburrimiento sensorial": el alimento que inicialmente nos pareció delicioso comienza a resultarnos monótono. "Nos sentimos satisfechos y, como nuestro sistema de detección de sabor está saturado con el mismo estímulo, ya no queremos más", indica Keast. Pero cuando las papilas gustativas perciben un nuevo sabor, como el de un postre, el deseo de comer regresa. "Si el postre luce y huele bien, y además sabemos por experiencia que lo dulce es atractivo, se convierte en la variación perfecta", concluye.

Este cambio en la percepción del sabor explica por qué siempre parece haber espacio para el postre. Si en lugar de un dulce nos ofrecieran más del plato principal, es probable que no sintiéramos el mismo deseo de seguir comiendo. Esto se debe a la "saciedad sensorial específica", que hace que nuestro apetito disminuya tras consumir un mismo tipo de alimento, pero se reactive ante un sabor diferente. Así, la anticipación de un manjar final no solo reaviva el apetito, sino que también realza el placer de cerrar la comida con un toque dulce, convirtiéndolo en una experiencia aún más gratificante.

 

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