Aunque el Día de Muertos es una tradición que se celebra en todo México y es una de las más representativas de nuestra cultura, en cada estado, ciudad y pueblo se festeja de forma diferente. Así, si bien es cierto que el altar u ofrenda tiene elementos comunes a lo largo de toda la tradición (como las flores de cempasúchil, las veladoras, el pan de muerto y las calaveras), en cada región del país se le da su propio toque que refleja las raíces culturales y la relación de estas comunidades con el mundo espiritual.
En México, las ofrendas son una expresión viva de esta celebración, pero también del mestizaje y la enorme diversidad que hay en nuestros pueblos. Desde las comunidades indígenas que conservan aún rituales ancestrales hasta los pueblos coloniales, donde la influencia europea se funde con los elementos prehispánicos de la celebración, la forma de honrar a nuestros seres queridos cambia, pero el sentimiento sigue siendo el mismo: mantener en la memoria colectiva a quienes ya no están con nosotros, así como celebrar su vida.
Recorrer las distintas ciudades mexicanas que celebran el Día de Muertos y vivir, a través de las ofrendas, un viaje por la historia, la cultura y el corazón del país es una de esas experiencias que debes vivir por lo menos una vez en la vida. Los aromas, los colores, las texturas y las tradiciones locales dan vida al Día de Muertos de una forma única, donde la alegría, la memoria, el cariño y el respeto conviven con flores, música y comida. Aquí te hablaremos de algunas de estas comunidades donde su forma de celebrar es tan especial que han ganado fama a lo largo del país.
Pátzcuaro, Michoacán
El Día de Muertos es una de las celebraciones más emblemáticas de esta zona. En la isla de Janitzio, que se encuentra en el lago de Pátzcuaro, los habitantes convierten el lugar en un altar enorme durante la celebración. Aquí, las tumbas con flores de cempasúchil, velas y ofrendas de comida ofrecen un paisaje asombroso donde además destaca mucho el trabajo de los artesanos de Pátzcuaro gracias a piezas como las máscaras y figuras de animales talladas en madera, el hierro forjado y la alfarería.
Atlixco, Puebla
Este pueblo es uno de los principales productores de flores de cempasúchil en México; por ello, este elemento tan simbólico del Día de Muertos tiene un lugar muy especial en las ofrendas de la comunidad. Con ellas crean un espectáculo impresionante en cada altar, y de hecho, aquí los tapetes monumentales son uno de los grandes atractivos: adornan calles y plazas del pueblo formando diseños tradicionales y muy bellos. Además, no podemos olvidar a las calaveras gigantes, que también son uno de los grandes atractivos de la celebración en Atlixco.
Tepoztlán, Estado de México
Este pueblo mágico brilla por lo significativas que resultan las ofrendas de Día de Muertos. Aquí se entremezclan los elementos indígenas y españoles, y cada año podemos ver este sincretismo en las ofrendas monumentales que se instalan en los espacios públicos, como el atrio de la iglesia del pueblo. Las catrinas de barro, el papel picado, las flores y un sinfín de elementos más conforman estos altares que son todo un espectáculo y atraen a miles de turistas durante estas fechas.
Tzintzuntzan, Michoacán
En Tzintzuntzan, las ofrendas de Día de Muertos cobran un significado muy especial. Aquí los cementerios cada año se llenan de flores, veladoras y un ambiente místico. Las tumbas se convierten en verdaderas ofrendas que brillan al caer la noche y, por supuesto, la gastronomía local no queda fuera de la celebración. Gracias al hermoso espectáculo que se construye alrededor de esta festividad, este pueblo es uno de los más reconocidos cuando se trata del Día de Muertos.
