5 dulces mexicanos que quizá no conocías

La dulcería mexicana tiene muchas influencias si tomamos en cuenta que antes de la llegada de los españoles, nuestros antepasados no conocían el azúcar y el universo de endulzantes que tenían disponibles era reducido. Se utilizaba miel de agave o miel de abejas para cocinar recetas dulces.

Durante el siglo XVI se introdujo a la Nueva España el cultivo del azúcar, pero fue hasta el siglo XIX que productos como la panela (o piloncillo), el mascabado y la azúcar refinada utilizada para la confección de dulces se volvieron productos de consumo masivo. 

Aunque en la actualidad los productos industrializados que contienen colorantes, saborizantes artificiales y conservadores, han ganado terreno, la dulcería tradicional mexicana sigue siendo tan amplia que hay dulces mexicanos muy poco conocidos.

Alfeñique

Sus raíces son árabes, persas y de medio oriente. Inicialmente se trataba de una pasta de azúcar estirada y ligeramente retorcida, pero en México se fue llenando de técnica y folclor. Las coloridas figurillas alusivas en su mayoría al día de muertos o navidad, parecen pequeñas obras de arte pero son totalmente comestibles, pues están hechas de azúcar glass, y a veces, un poco de grenetina.

Conitos de cajeta

Típicos de la Comarca Lagunera, específicamente del municipio de Sacramento, en Coahuila, que es conocido como la “Capital del cono”, pues son muchas familias las que se dedican a su producción. Este sencillo postre consiste en conos de nieve rellenos de dulce de leche quemada. Simples y deliciosos. 

Charamusca

Es tradicional del Bajío. Se hace un caramelo de piloncillo que al alcanzar el punto de bola se estira hasta lograr un efecto satinado. El ingenio mexicano lo ha adaptado al lugar donde se elabora: en Guanajuato se confeccionan figuras de momias y en Jalisco, de mariachis, por mencionar algunos ejemplos.

Queso de tuna

No, este queso no se elabora con leche, sino con jugo de tuna, el cual se cuela y se hierve a fuego alto en un cazo de cobre hasta que se reduce y espesa. Al enfriarse, se amasa, se coloca en moldes y se deja orear. Su consistencia es firme y chiclosa, parecida al del ate de membrillo.

Tarugos

La palabra, según la Real Academia Española se refiera un “trozo de madera o pan, generalmente grueso y corto”. El nombre otorgado a este dulce típico de tamarindo quizá se debe a que coincide con esos adjetivos. Puede ser dulce o enchilado y es común encontrarlo exhibido en frascos de vidrio.