Para nosotros los citadinos que no estamos acostumbrados a la fauna marina de primerísima mano, como quienes viven cerca de la costa, lo mismo da que nos sirvan un róbalo, que una tilapia o una ostra que una almeja, pero la ignorancia se quita letrándose un poco más en cuanto al conocimiento de estos alimentos, que buena fama tienen.
Aunque se parezcan, las ostras, ostiones y almejas no son lo mismo y por eso es que en esta ocasión queremos contarte cuáles son las diferencias de estos moluscos, que tienen fama de gourmet, de afrodisíacos y un largo etcétera. Esto puede servirte para que la próxima vez que las tengas en frente le expliques a otras personas de qué va la diferencia.
Los moluscos son organismos invertebrados más numerosos después de los artrópodos y pueden tener un montón de formas conocidas, como las almejas, ostras, sepias, machas, mejillones, navajuelas, ostiones y un largo etcétera, pero conviene saber identificarlos, especialmente si deseas consumirlas o comerciar con ellas. Así que ¡toma nota!
Almejas
Las almejas son moluscos que normalmente se encuentran enterradas en arena o lodo, tanto en aguas saladas, como salobres. Su concha es más lisa y ovalada, con tonos que varían entre marrones y grises. Su sabor al paladar es suave, ligeramente dulce y salado, con una textura tierna, pero firme. Pueden consumirse crudas, al vapor, en sopas, guisados o arroces. Son muy populares en ceviches o paellas.
Ostras
Aunque se crían en aguas frías y templadas, viven en aguas saladas, sujetas a rocas u otros objetos submarinos. A diferencia de las almejas, tienen conchas rugosas y de formas irregulares, con colores que van del gris al marrón oscuro o negro. Son muy valoradas crudas en la media concha, con limón y salsas. También pueden cocinarse a la parrilla o en sopas.

Ostiones
Los ostiones, a diferencia de las almejas y ostras, tienen conchas más ligeras y de tonos claros, con menos rugosidad que las de las ostras. Se desarrollan adheridos a superficies en el agua salada y son comunes en el Golfo de México y en otras zonas costeras. Su sabor es similar al de las ostras, pero suelen ser más dulces y menos salunos con una textura delicada. Se comen crudos, en cocteles de mariscos o gratinados. Aunque, también son populares en platillos como el Rockefeller o con salsas.
