Más de una vez hemos utilizado o hemos escuchado a nuestros padres o abuelos pronunciar el dicho popular “¡Un ojo al gato y otro al garabato!”, para referirnos a que estamos atentos a dos cosas a la vez. A pesar de que se adapta a varias circunstancias, este famoso dicho sí tiene que ver con los gatos, pero también con la cocina, te contamos cuál es su historia.
Antiguamente las cocinas mexicanas no contaban con los electrodomésticos que hoy podemos tener como un elemento básico para la conservación de alimentos. El refrigerador es uno de ello, utilizado para conservación y enfriamiento. Hace muchos años, mantener en buen estado la carne y pescado era todo un reto, pues se buscaban otros métodos para que la comida no se echara a perder.
Había algunos alimentos como el chorizo o longaniza y otro tipo de carnes que se podían preservar por más tiempo. En esos años, las mujeres eran las encargadas de realizar las tareas de cocina y como parte de la misión encomendada, tenían que ingeniárselas para evitar que la comida que quedaba no se convirtiera en la cena del gato de la casa.

Por lo que instalaron una pieza de madera en la que colgaban los embutidos y así evitar que los gatos pudieran alcanzarlas. A este invento se le conoce como “garabato”, es un gancho donde se cuelgan las bolsas con comida.
Cabe destacar que el garabato se inventó con el propósito de que el animal doméstico no pudiera alcanzar la comida, debido a que el gato es un animal muy ágil que tiene altas probabilidades de brincar y tomar los alimentos. Por lo que se cree que, entre las cocineras mexicanas de aquellos tiempos, fue que surgió el popular dicho, de estar vigilante o al pendiente de dos cosas al mismo tiempo. Cuéntanos si ya conocías esta historia.