El día de hoy le damos la despedida a nuestra ofrenda y almas que vinieron a visitarnos año tras año y nuevamente nos preguntamos ¿qué ocurriría si nos comemos los alimentos de la ofrenda de Día de Muertos? Además de arriesgarnos a padecer alguna infección o enfermedad estomacal si mantuviste la comida por muchos días a la intempérie, hay una creencia particular si pruebas los alimentos.
Entre las leyendas, mitos y simbolismos que envuelven nuestras costumbres y tradiciones de Día de Muertos hay muchas creencias, como lo que le ocurre a los alimentos, flores y otros elementos que llevan las ofrendas de nuestros fieles difuntos, algunas dicen que ellos se manifiestan de diversas maneras, como consumiendo las veladoras y algunas características de los alimentos ofrecidos.
Hoy, que ya estamos a punto de levantar la ofrenda, si no es que ya lo hicimos, existe siempre la polémica entre comer la comida o tirarla. Algunas familias optan por lo primero, especialmente cuando se colocaron alimentos frescos sólo durante una noche, mientras que las personas de la segunda opción regularmente se refieren a alimentos colocados en su altar por más tiempo.
¿Qué dice la creencia sobre comer la comida después de desmontar la ofrenda?
De acuerdo con la creencia de la tradición, no se recomienda comer los alimentos de la ofrenda, dado que después de las "visitas" la comida, bebidas y postres ahí expuestos ya habrían "perdido su esencia y sabor", dado que eso es lo que las almas consumen, pues los olores viajan hasta la dimensión donde estas se encuentran. De ahí que cuando destapas un tamal o cortas tu pan de muerto, ya no sabe igual y podría incluso saberte insípido.
Según los indígenas de Mesoamérica, el ser humano poseía la existencia de una entidad anímica en el cuerpo que nos daba conciencia, misma que al morir no desaparecía, sino que trascendía y necesitaba alimentarse de otras cosas no materiales. Los mexicas y los mayas creían que esta conciencia sobrevivía en el Mictlán o lugar de los muertos y seguía requiriendo comida y algunas otras ayudas que podrían otorgar los vivos (de ahí que existan las ofrendas).

¿Por qué los alimentos de la ofrenda no saben igual al otro día?
Autores como Catherine Good en su libro El trabajo de los muertos en la Sierra de Guerrero, después de la noche en que los espíritus de los difuntos vienen a comer los manjares, estos últimos pierden su sabor, ya que lo que normalmente ocurre con un plato recalentado (que sabe bien al otro día) no pasa con lo de la ofrenda, pues los alimentos pierden su "sustancia o energía vital" ¿Quieres pruebas? Muérdele al panecito de muerto y verás.