Cuenca cierra la “Capital Gastronómica 2023” con rotundo éxito y gran afluencia de turistas.

El irresistible embrujo de Cuenca, declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996 se basa en tres pilares: Su asombrosa naturaleza con acantilados de rocas formadas hace 90 millones de años. Su patrimonio artístico con la mayor concentración de arte religioso en el casco antiguo, que le ha merecido el cariñoso título de “Pequeño Vaticano”, a lo que se suman 4 museos contemporáneos de renombrados artistas. Y su cocina milenaria, distinguida con la Capital Gastronómica de España 2023, que la ha puesto en el mapa de la excelencia culinaria a nivel internacional. 

Situada a una hora de Madrid en el tren de alta velocidad, en el centro-este de España, Cuenca conocida como la “Ciudad de las casas colgadas”, está rodeada por los ríos Júcar y Huécar. Fue fundada por los árabes en el siglo VIII. Ya en aquellos tiempos, se forjó fama por su excelente despensa debido a la calidad de los productos de la tierra. Destacan en la actualidad los guisos a fuego lento, la carne de caza, el cordero lechal, pescados en salazón, el ajo arriero y sus deliciosos dulces, como el alajú de origen árabe, que lleva obleas con miel de flores de romero, tomillo y espliego.

Pero si hay un plato icónico, ése es sin duda alguna, el morteruelo, un paté que se desmenuza a mano, está elaborado con hígado de cerdo, especias, ajo, pan rallado, pollo, gallina, conejo o liebre. Cada restaurante tiene su ancestral receta del morteruelo para conquistar al paladar más exigente.  

La Federación de Periodistas y Escritores de Turismo y la Asociación de Hostelería de España, crearon “La Capital Gastronómica de España” en 2012, una iniciativa única “ para poner en valor la riqueza de la Cocina Española y promover la nueva generación de chefs que han revolucionado la oferta gastronómica con un equilibrio perfecto que se mueve entre lo tradicional, la innovación y la cocina de autor”, como manifestó para este medio, Pedro Palacios, Director General de la “Capital de la Gastronomía de España”. 

“Hay una hornada de cocineros jóvenes que han abrazado la cocina tradicional y la han metido en una coctelera para darle un toque de modernidad”, declaró a “Heraldo Media Group” el alcalde de Cuenca Darío Dolz, que aseguró que “Cuenca se afianzó este año como destino gastronómico, un hito que continuará con nuevas iniciativas en el futuro”. La célebre Semana Santa y la Semana de Música Sacra, citas de Interés Turístico Internacional se suman al nuevo impulso marcado por el buen comer y el buen beber. 

Con 4 denominaciones de origen: La Mancha, Manchuela, Ribera del Júcar y Uclés, los vinos de Cuenca sorprenden por su característico sabor, cálido y con dulzor y elaborado con diferentes variedades de uvas como macabea, airén, syrah y merlot. 

Durante los siglos XV, XVI y XVII, Cuenca vivió su máxima época de esplendor y se benefició del rico intercambio comercial de las especias y productos llegados de América, que contribuyeron a dotar de exquisitez la cocina coquense. Monasterios, castillos, iglesias y conventos han sido reformados para el turismo y cuentan con espléndidos comedores y terrazas, que fusionan un pasado glorioso y un presente al servicio del “buen yantar” y el placer de los sentidos.

Ejemplos que atestiguan la excelencia gastronómica los tenemos en el “Parador de Turismo”, antiguo convento de “San Pablo”, o la “Hospedería del Seminario” o la “La Posada de San José”, fundada en el siglo XVII por el yerno del famoso pintor Diego Velázquez, donde el artista de la corte del Rey Felipe IV, encontró inspiración en la puerta de la estancia que ocupó y plasmó en la composición de su célebre obra “Las Meninas” (1656).