Esta es la leyenda mexica que contaría la historia y origen de la flor de cempasúchil

La flor de cempasúchil es uno de los emblemas de nuestro tradicional altar del Día de Muertos y probablemente la insignia de esta ancestral celebración donde recordamos a los que ya se fueron con sus platillos, bebidas y hasta dulces que fueron sus favoritos, los cuales montamos sobre una ofrenda decorada con la famosa flor de 20 pétalos. 

Y como todos los elementos de la ofrenda, también las flores de cempasúchil tienen no sólo su historia y significado, sino hasta una leyenda mexica sobre el origen de esta particular flor, que se usa en todas las ofrendas montadas desde los últimos días de octubre hasta el 3 de noviembre.

De acuerdo con la leyenda, hace mucho tiempo, en la era de la gran Tenochtitlan, había un par de niños que se conocieron desde su nacimiento. La niña se llamaba Xóchitl y el niño Huitzilin, quienes eran muy amigos, pues convivieron de niños y cuando llegaron a jóvenes, su sentimiento y vínculo se convirtió en amor.

Leyenda del origen de la flor de cempasúchil

Se amaban tanto, que todos los días subían a una colina a entregar flores que Xóchitl cortaba para ofrendar a Tonatiuh, el dios del sol, para que morara por ellos y su amor. Este, conmovido lo hizo y además aprobó su unión. Sin embargo, la naturaleza del pueblo guerrero al que ambos pertenecían, tuvo que participar en una batalla y Huitzilin fue reclutado. 

Después de un tiempo, desafortunadamente Huitzilin fue herido en batalla y tiempo después murió, por lo que Xóchitl quedó desconsolada y con el corazón roto, tanto que el sentimiento la orilló a subir a aquella colina para pedirle a Tonatiuh, que la reuniera con su amado en la eternidad y el dios del sol, conmovido le lanzó un poderoso rayo de sol, que convirtió a la joven en una flor anaranjada. 

Significado de la flor de cempasúchil

En la colina creció un bello y tierno botón que permaneció cerrado por mucho tiempo hasta que un día, un colibrí fue atraído por el aroma inconfundible de esta, por lo que al posarse sobre sus hojas, esta se abrió descubriendo la flor. Se dice que el colibrí era la reencarnación de Huitzilin, quien encontró el alma de su amada en la flor de cempasúchil que en la posteridad sería considerada como la guía de las almas de los muertos a los altares del reino de los vivos.