Día de Muertos
Conoce la historia y el verdadero origen del pan de muerto para las ofrendas mexicanas
Podríamos decir que el pan de muerto es un claro exponente del mestizaje hispano-indígenaAhora que oficialmente la temporada del Día de Muertos ha sido inaugurada por la venta de todos los tipos de panes de muerto que ya hay, muy a pesar de las recetas tradicionales que existen en distintas regiones de México. Pues hay desde el popular pan azucarado de azahar, hasta el de ajonjolí tan clásico de Tlaxcala.
El pan de muerto no es precisamente un antojito de origen mexicano, pues como sabemos, el trigo y la harina son parte de la herencia española y por esa razón es que hoy queremos contarte algo de su historia para que conozcas un poco más del pasado de este típico pan de dulce de temporada.
Una de las teorías más populares sobre el origen del pan de muerto dice que surgió luego de que los españoles llegaran a México y vieron que existía un ritual donde los sacerdotes mordían el corazón de una doncella o guerrero sacrificados, que se bañaban en amaranto y después los dejaban ahí como ritual y en símbolo de agradecimiento por la cosecha del año. Sin embargo, el rito desapareció y los corazones habrían sido sustituidos por panes.
¿Pan de muerto de origen español?
Poco ha sido mencionada la influencia hispana en el pan de muerto y algo de eso es su ancestro: El pan de las ánimas, que antiguamente se preparaba para la festividad de Todos los Santos y Fieles Difuntos en las zonas de Castilla, Portugal, Aragón y Sicilia para honrar a los seres queridos fallecidos ¿Te suena?
Ancestros del pan de muerto
Otro ancestro del pan de muerto, según el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, pudo haber sido un tamal llamado huitlatamalli, que de acuerdo con la Universidad de Cuautitlán Izcalli, era de carácter votivo. También está la versión de que el pan pudo haber surgido del papalotlaxcalli, una tortilla, con forma de mariposa, que se ofrendaba a Cihuapipiltin y a las mujeres que morían en el parto.
Durante el Virreinato de a Nueva España la costumbre fue asimilada por los indígenas gracias a que lo empataron con sus creencias prehispánicas. Cabe señalar, que al inicio la masa de los panes era burda y poco elaborada, pero al tiempo se afianzó la tradición panadera, produciendo piezas cada vez más refinadas, hasta como las que conocemos en la actualidad.