Murió la Reina: Así fue el día en que Isabel II encontró una babosa en su plato

Este jueves 8 de septiembre el Palacio de Buckingham anunció oficialmente la muerte de la Reina Isabel II. Se informó que la monarca murió en paz en Balmoral a los 96 años y en paz, por esta razón en Gastrolab recordamos esta anécdota inusual rescatada del libro Dinner at Buckingham Palace de Charles Oliver y  retomada por el diario Independent.

Cuando se habla de elegancia, educación y alcurnia es casi imposible no citar a la realeza británica, que es el reino del protocolo, clase y todo lo estricto que te puedas imaginar, pues aparentemente es un lugar donde pensaríamos que los accidentes no pueden ocurrir o al menos no en la cocina, que es un lugar sumamente vigilado y supervisado, ya que de ahí salen los alimentos que alimentan a su majestad, la reina Isabel II.

Sabemos de la reina que era una mujer no sólo longeva, sino también sumamente disciplinada, conservadora y resiliente para todo lo que le ha tocado vivir, desde que era muy joven, desde la muerte de su padre hasta los continuos escándalos provocados por los miembros de su familia o el mismísimo cambio de siglo, que trajo consigo muchas tendencias nuevas para Inglaterra, como el divorcio (de muchos allegados como la Princesa Margarita, Ana de Inglaterra y su propio hijo,  el  príncipe Carlos de Gales).

Estos son los líos a nivel social, pero después de declaraciones de su chef particular Darren McGrady, quien aseguró en algunos de sus videos, que la reina Isabel no era una gran amante de la comida, que come para sobrevivir, sin ser quisquillosa con la comida que se prepara con mucho tiempo de antelación, creeríamos que todo está bajo control, sin embargo, Charles Oliver, el antiguo sirviente real de la reina reveló que no siempre fue así en su libro Dinner at Buckingham Palace.

¿La reina amaba a todos los animales?

En dicho volumen literario, cuenta entre algunas anécdotas, que hubo un día en que mientras la reina cenaba con su difunto esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, ella tenía, como de costumbre una libreta a un lado, donde regularmente apunta lo que le gusta a ella o a sus invitados, para notificar a la cocina cuando hay que repetir el platillo. Todos esperan que las notas sean buenas, pero en una ocasión no fue así. 

Y es que según su relato, hasta al mejor cocinero se le van las cabras, o mejor dicho, las babosas en la ensalada de la reina. ¡Sí! Así como lo lees. Existió un día en que por error de la cocina, la ensalada de la reina no tenía un cabello o una mosca en el plato, sino ¡una babosa muerta!, sin embargo, en lugar de salir corriendo, ella decidió usar su libreta para enviar una nota a los chefs reales, para notificar lo ocurrido. 

Al parecer, con el sentido del humor que muchos de sus ex empleados aseguran que tenía la monarca, la reina expresó su inconformidad  en pocas líneas, que decían " Encontré esto en la ensalada, ¿podrías comértelo?" sobre una hoja arrancada de su libreta, según el libro publicado por Oliver. El curioso evento fue citado por el diario Independent y francamente es lo menos que cualquiera de los que leemos esto hubiera hecho ante tal situación, así que ¡Dios salve a la reina!