Este es el lugar de la CDMX, que enamoró a Bourdain con sus tacos de suadero

La huella que dejó Anthony Bourdain en el mundo es para muchos imborrable, porque con su gran estilo y carisma, recorrió muchísimos lugares alrededor del planeta, donde más allá de los restaurantes renombrados y hasta con estrellas Michelin, se encuentra una gran tradición culinaria, que empieza en la casa, a veces sigue en la calle y si le va bien llega a restaurantes. Ocurre en algunos países asiáticos, como India o China y también en Latinoamérica, como en los casos de Colombia y México. 

O al menos así lo vimos en su conocida serie documental Parts Unknown, donde a través de 12 temporadas nos llevó a través de la pantalla a los destinos que gastronómicamente llamaban su atención, entre los cuales, estaba por cierto, México, un territorio al que vino en más de una ocasión y se declaró un amante de la comida mexicana, tras ver la tradición artesanal en la que se cocina todavía. 

Sabemos que visitó Migas la güera, pero ¿cuáles fueron sus otros destinos en la CDMX? De acuerdo con la temporada 3 de Parts Unknown, Bourdain se paró en Los Cocuyos, Máximo Bistrot y La guerrerense, lugares emblemáticos, donde claro que se come muy rico y además tienen toda una vida de trayectoria culinaria, que sin duda el chico malo de la gastronomía, no iba a dejar pasar. 

¿Qué comió Anthony Bourdain cuando vino a México?

Y después de desayunar con un boxeador en la colonia Guerrero, un arroz rojo con huevo estrellado y frijoles, mientras se enteraba de cómo era la vida en los barrios más pobres de la capital, Bourdain se dispuso a pasear por el tianguis de Tepito, el cual le pareció un mundo en sí mismo, pero sin duda alguna, hubo un lugar que no fue en el Barrio Bravo, pero sí muy cerca, donde el taquero conquistó el paladar del chef norteamericano. 

Se trata de nada más y nada menos que de la taquería Los Cocuyos, un lugar donde las 24 horas del día desfilan los tacos de suadero longaniza y tripa, que por allá del año 2014 prepararon una orden de taquitos de suadero para Anthony, quien además no olvidó explicar para el televidente, que también se vendían taquitos de maciza, cabeza o lengua, seguido de la técnica en la que se comían realmente los tacos (algo que los mexicanos dominamos).

En dicho episodio, vimos a Anthony Bourdain como si fuera cualquier otro comensal, pidiendo a gritos su orden, esperarla de pie y una vez servida, le agregó todos los complementos, como cebolla, cilantro, salsas, papitas o nopales, etcétera. Desde ése momento, cada vez que venía a México, su parada en Los Cocuyos era una visita obligada para disfrutar de ése manjar.