Tendencias
UNAM desarrolla envases con hueso de tamarindo para reemplazar plásticos
Investigadores de la UNAM buscan formas de eliminar los plásticos con productos biodegradables como el tamarindoEl cambio climático es uno de los problemas que más preocupa a la humanidad debido a que sus efectos se han agravado en los últimos años a un ritmo acelerado y en este sentido, los desechos plásticos son uno de los causantes que más ha captado la atención de los investigadores, quienes buscan formas de hacerle frente al problema, ya que el 70% de los plásticos no se recicla según la FAO.
En este escenario, investigadores de la UNAM desarrollan materiales a partir de semillas de tamarindo para generar envases biodegradables, con el fin de transportar, almacenar o envasar diversos productos. El proyecto "Procesos de separación de hidrocoloides, mucílagos, almidones y polisacáridos en el área de alimentos" se desarrolla en la FES Cuautitlán de la Universidad.
Las responsables del Laboratorio 16 de Procesos de Transformación y Tecnologías Emergentes de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, Elsa Gutiérrez Cortez y María de la Luz Zambrano, son quienes han realizado estudios con semillas como el tamarindo, el dátil y otros productos no originarios de México, de donde se obtiene el xiloglucano.
Desarrollo de envases con tamarindo
El xiloglucano ha sido un componente relevante para la industria farmacéutica que también funciona un agente espesante, estabilizante y útil en la construcción y elaboración de pintura, películas, recubrimientos, pero también en la fabricación de cosméticos y alimentos.
Gutiérrez Cortes y su equipo de investigadores decidieron trabajar con las semillas del tamarindo, un fruto que se ha utilizado mucho la pulpa en la industria alimentaria de México, uno de los principales países en producir este fruto, pero del cual se ha desaprovechado la semilla que se considera un desecho.
Los universitarios han aprovechado la semilla del tamarindo para obtener un polímero natural que tiene propiedades como la celulosa, hemicelulosas y quitinas que le otorgan potencial para elaborar envases.
“El xiloglucano sólo lo hemos obtenido de la semilla de tamarindo porque lo producimos en nuestro país y, a diferencia del dátil, es abundante al ser un subproducto de la industria alimentaria. Basta con ir a las empresas y nos la regalan”, explicó.
El reto para los investigadores es establecer condiciones de separación del xiloglucano con operaciones mecánicas para lograr un máximo rendimiento y eficiencia de separación. Con este producto se podrían conseguir envases que se podrán desintegrar más fácilmente y de forma natural, a comparación de un contenedor plástico.