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Científicos de la UNAM usan residuos de queso y vino para hacer biocombustible

Los investigadores del Instituo de Ingeniería de la UNAM descubrieron la forma de aprovechar los desechos de las industrias de queso y vino
miércoles, 7 de abril de 2021 · 18:48

Investigadores del Instituto de Ingeniería de la UNAM en la unidad Juriquilla, aprovecharon los desechos de las principales industrias de queso y de vino en Querétaro para obtener hidrógeno y metano, dos biocombustibles gaseosos que sirven para generar electricidad con un proceso ecológico, es decir, energías limpias.

El investigador Germán Buitrón Méndez, quien encabeza al equipo de académicos de la UNAM que utiliza el mosto o jugo de las uvas y su cáscara, así como el suero de la leche resultante de la industrialización del queso, explicó el proceso que llevan estos productos para conseguir este valor agregado.

“El efluente vitivinícola lo recogemos durante la vendimia (de junio a noviembre) entre Tequisquiapan y Ezequiel Montes, zona donde están concentradas las bodegas y viñedos, mientras que el resto del año obtenemos el suero de la leche para trabajar en el laboratorio y generar electricidad con el biogás”, resaltó Buitrón.

Obtienen biogás de residuos de queso y vino

Una vez que los residuos son colectados, los investigadores lo llevan al laboratorio del Instituto para procesarlo en diversos reactores con ayuda de microorganismos como bacterias y arqueas, además de utilizar una planta piloto en un proceso en serie.

En el caso de los residuos obtenidos del vino, cuentan con un pH ácido que es ideal para iniciar el proceso en dos etapas, por un lado se genera hidrógeno con un reactor y ácidos grasos volátiles. Asimismo, el material se compone de etanol, una parte se oxida y forma ácido acético, propiónico, butírico e hidrógeno.

De esta forma se cosecha el hidrógeno y los ácidos grasos que pasan al reactor productor de metano, en donde la materia orgánica es más fácilmente asimilable.

Estos procesos están automatizados y controlados con un modelo matemático que maximiza la eficacia de los reactores para maximizar la producción de metano, una aportación hecha por Buitrón y su grupo de investigadores de la UNAM.

Los expertos se dieron cuenta que en el primer reactor obtienen también ácidos grasos a muy alta concentración, y dentro de ellos hay unos ácidos de cadena media, como el caproico y caprílico, que tienen un valor agregado mucho mayor que los combustibles gaseosos.

Para producir los ácidos caproico y caprílico se necesitan ácido acético y etanol, los cuales están presentes en los efluentes vitivinícolas, porque los residuos se siguen fermentando.

La apuesta de estos investigadores de la UNAM es emplear los biocombustibles gaseosos en las propias productoras de vino y queso para hacerlas autosuficientes sin transportar muy lejos el biogás.