Tendencias

¿El precio influye? Estudio sugiere que un vino barato sabe mejor si se incrementa su costo

Encarecer deliberadamente los vinos puede hacer que el consumidor disfrute de una experiencia más agradable y de un mejor sabor al degustarlo
viernes, 26 de marzo de 2021 · 14:53

Cuando vas a comprar vino, ¿cuáles son los elementos que influyen para que distingas entre uno bueno y uno malo? ¿El precio tiene alguna injerencia en tu decisión? Pues de acuerdo con un grupo de especialistas probablemente así sea. Este estudio ha demostrado que mientras más cara sea la botella, más agradable es la experiencia de degustar su contenido.

De acuerdo con el estudio "La información sobre precios influye en la experiencia subjetiva del vino: un experimento de campo enmarcado", encarecer deliberadamente los vinos puede hacer que el consumidor disfrute de una experiencia más agradable y de un mejor sabor al degustarlo.

¿De qué trató el estudio?

Para esto, se realizaron pruebas en un grupo de personas de un total de 140 participante, los cuales degustaron tres vinos diferentes de precio bajo, medio y alto con información abierta, engañosa o sin precio y los calificaron por su intensidad gustativa y agradable, esto con la intensión de incluir en la evaluación una "comprensión más completa de la influencia del precio en la experiencia del consumidor".

Los resultados fueron claros, el aumento engañoso de los precios del vino de bajo precio influyó significativamente en las calificaciones que tendían al desagrado; mientras que el engañoso precio a la baja del vino de alto precio no tuvo ningún efecto en las calificaciones de agrado.

Sobre esto último y de acuerdo con los especialistas, elementos como el ruido del evento, el olor y el color del vino que estaban bebiendo también podría haber influido en sus otros sentidos, posiblemente reduciendo o anulando los efectos de la información de precios: “Estas señales podrían haber reducido potencialmente el impacto de la información de precios en las calificaciones de los vinos, ya que los participantes no solo prestaron atención a la información de precios presentada”, sugirieron los autores.

Una discusión con antecedentes

Antes de este estudio, un experimento pudo abrir la discusión respecto a esta hipótesis en el año 2002. En Nueva York, trabajadores de Wall Street se encontraban en uno de los restaurantes más prestigiosos donde pidieron su botella de vino más cara: un Mouton Rothschild de 1989 de 2,000 dólares.

Después de decantarlo, el anfitrión del grupo, un conocedor de vinos, hizo girar su copa, tomó un sorbo y comenzó a elogiar el vino por su pureza. Ignoraba que había recibido por error la botella de vino más barata del menú, un Pinot noir valorado en solo 18 dólares.