Panaderos franceses buscan que la baguette se considere Patrimonio Inmaterial de la UNESCO

Harina de trigo, agua, levadura, sal, así como la correcta fermentación y el horneado exacto, son lo que hacen de la baguette una preparación tradicional de Francia, cuya elaboración ha pasado de generación en generación y que ahora busca integrarse la lista de Patrimonio Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Panaderos franceses buscan competir con los tejados de zincados de París y el festival de vino Biou d’Arbois, localizado en la región de Jura, argumentando que la elaboración tradicional de la baguette está siendo reemplazada de la vida cotidiana del país, por lo que los estantes de las tiendas comerciales se han llenado de palitos de pan congelados, lo que pone en riesgo una de las preparaciones más antiguas de la región. 

Es por esto que la Confederación de Panaderos Franceses presentó la solicitud oficial ante la UNESCO, e incluso la propia ministra de Cultura de Francia, Françoise Nyssen, aseguró que hará su recomendación al presidente para que la baguette logre su objetivo. Los panadero aseguran que si la baguette entra al prestigioso listado se ayudaría a proteger un conocimiento que ha pasado de generación en generación, resguardando la preparación de impostores alrededor del mundo. 

Y no sería la primera preparación europea en entrar en el listado, ya que la pizza napolitana italiana ya forma parte del Patrimonio Inmaterial desde 2017, por su particular arte para hacer girar la pizza. Desde la aparición de los supermercados, las panaderías tradicionales han ido desapareciendo poco a poco, poniendo en riesgo la elaboración artesanal del baguette aunado a las restricciones impuestas a causa de la Covid-19. 

No hay un solo secreto para hacer una buena baguette tradicional", declaró Mickael Reydellet, dueño de ocho panaderías. "Requiere tiempo, un 'savoir-faire', la forma correcta de hornear, una buena harina sin aditivos". 

La popularización del baguette en Francia se dio en la década de los 20, a raíz de la aprobación de la ley laboral que no permitía trabajar antes de las 4 de la mañana. Esta restricción obligó a los panaderos a cambiar su forma de trabajar y sus tiempos de cocción, para así lograr la elaboración de una pieza de pan que estuviera lista para la hora del desayuno, por lo que idearon barras de pan más finas y alargadas que se ganaron el amor de los franceses.