No importa la ocasión, un bolillo siempre será la solución. ¿Nunca te has preguntado por qué después de un sismo, situación de estrés o de conflicto, la gente sugiere comer un pedazo de este pan? Además, resulta bastante curioso que esta costumbre sea particularmente usual en nuestro país.
A continuación, te contamos un poco sobre el origen e historia del pan más característico en México; para que la próxima vez que desees prepararlo en forma de torta, molletes o acompañarlo con un rico molito; seas perfectamente consciente de toda la tradición que hay detrás de cada bocado.
Un origen colonial
El bolillo, que resulta ser un pan de trigo, es producto del intercambio cultural que se vivió durante La Colonia. Claramente antes de esta etapa se preparaban otras variedades de pan en la región pero eran de amaranto, maíz o mezquite revuelto con miel y que para prepararse requerían de técnicas como moler los ingredientes en metates de piedra.
Con la llegada de los españoles, técnicas para una producción un tanto más grande y rápida- como los molinos- llegaron y permitieron al pan evolucionar.
Existen incluso versiones que señalan a un esclavo afrodescendiente, conocido como Juan Garrido y criado de Hernán Cortés, como el responsable de la llegada del trigo al nuevo mundo.
Así fue como nació el bolillo
El antecesor de lo que hoy conocemos como "bolillo" fue nada más y nada menos que el pambazo, anteriormente conocido como "pambaxo". Gracias a que su precio era accesible, la clase baja y media empezó a volver popular su consumo orillando a que las distintas panaderías del país crearan nuevas formas y sabores para este manjar.
Cuando llegó el Porfiriato y la cultura francesa se impregnó en todas las áreas de la vida cotidiana de nuestro país, el bolillo comenzó a adquirir la apariencia que hoy conocemos, la cual presenta una costra crujiente externa que resguarda un esponjoso y suave interior; similar a la textura de los panes de origen francés.
Por ello, no es de sorprender que, incluso hoy en día, la forma adecuada de preparar esta pieza de pan sea con una técnica francesa.