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¿Cuál es la historia de los cacahuates japoneses y cómo se hacen?

Una preparación que nació en México detrás de una historia de espías que parece sacada de una película
jueves, 11 de febrero de 2021 · 18:58

Los cacahuates japoneses son la botana infaltable en bares y reuniones familiares, ya que además de ser muy sencillos de comer, son deliciosos y se pueden compartir con todos. Se trata de un cacahuate sin piel cubierto con una corteza muy crujiente que desde su creación se ha quedado en el gusto del publico, por lo que ahora es muy común encontrar este tipo de botana en cualquier tienda o supermercado. 

Más allá de ser una de las botanas típicas, la creación de los cacahuates japoneses tiene una gran historia detrás que se desarrolla en México, porque eso sí, se trata de una creación mexicana, la cual también involucra una historia de espías que tiene lugar durante la Segunda Guerra Mundial, tal y como si se tratara de la trama de una película de Hollywood. 

¿Quién inventó los cacahuates japoneses?

Yoshihei Nakatani Moriguchi es el hombre detrás de la maravillosa creación de los cacahuates japoneses, un hombre originario de Japón que un par de meses antes se quedó sin empleo. De acuerdo a los relatos históricos, Nakatani llegó a México en 1932 para trabajar en en una fábrica de botones de concha nácar, la cual pertenecía al entonces famoso almacén El Nuevo Japón propiedad del empresario nipón Heijiro Kato. 

Registro de inmigración de Yoshigei Nakatani. Foto: Archivo general de la Nación

Aunque todo parecía desarrollarse de forma normal, el conflicto entre Estados Unidos y Japón en diciembre de 1941, trajo consecuencias para los inmigrantes japoneses que vivían en México. Ante esto, el gobierno mexicano ordenó el cierre de las empresas del empresario Kato, luego de que fuera señalado como un espía al servicio del imperio japonés. 

Tras el cierre de las empresas, Nakatani se quedó sin trabajo lo que sin duda fue una gran preocupación, ya que para ese entonces ya se había casado con Emma Ávila, una joven mexicana con la que ya tenía hijos (uno de ellos el famoso cantante mexicano Yoshio). Ambos vivían en una vecindad de la calle Carretones en el barrio de la Merced, donde comenzaron con un negocio de muéganos. 

Emma y Yoshigei Nakatani. Foto: discovernikkei.org // Archivo familiar

Con el paso el tiempo, la pareja inventó una fritura de trigo y sal, la cual nombraron "oranda", una raza de carpas japonesas, y al último intentaron elaborar una botana a base de cacahuate, salsa de soya y harina de arroz, este último ingrediente sustituido por harina de trigo, ya que en aquella época el harina de arroz no era común entre la sociedad mexicana. 

El resultado de esta botana fue todo un éxito entre los pobladores del lugar, quienes hacían largas filas para disfrutar de esta botana a la cual no tardaron en nombrar como "cacahuates japoneses". Para aprovechar su popularidad, la familia comenzó a comercializar en grandes cantidades su botana, por lo que Yoshihei Nakatani pidió a una de sus hijas que hiciera el dibujo de una geisha, la cual era la imagen principal del producto impresa en una bolsa de celofán que fue nombrada "Nipon". 

Fue tal el éxito comercial de estos cacahuates que grandes empresas productoras de botanas, aprovecharon que esta preparación no estaba patentada para recrear y elaborar el cacahuate japonés en grandes cantidades comerciales. Por lo que en la época de los 80, esta botana se convirtió en todo un éxito en el país catapultando su producción en masa como ahora la conocemos. 

Primeros paquetes de comercialización. Foto: discovernikkei.org // Archivo familiar