Esta es la historia detrás de la tradición de dejar galletas a Santa Claus en Navidad

Cada Navidad vemos que muchos niños dejan cerca de su arbolito algunas galletas y un vaso de leche, con la esperanza de que Papá Noel o Santa Claus las reciban y se las comen luego o antes de dejar los respectivos regalos o juguetes con los que todo infante sueña encontrarse para renovar sus ilusiones en la figura navideña más popular del mundo.

Sin embargo, aparentemente esta es una tradición extranjera que poco a poco se ha ido infiltrando a México, pero no con la misma fuerza de una celebración de Halloween, por ejemplo. ¿Alguna vez te habías preguntado de dónde viene? Seguro de niño no, pues eso era sólo un pretexto para ganar tiempo en caso de que estuvieras impaciente por ver a Santa.

Más allá de la Navidad, lo cierto es que el cambio de estaciones es un evento celebrado por muchas culturas y resulta que esta costumbre no nació en Estados Unidos, como mucha gente piensa, aunque ahí se popularizó. El ritual viene desde hace miles de años, cuando en los países nórdicos se creía que Sleipner, el caballo de 8 piernas de Odín era quien vendría a dejarles regalos a lo largo de una ofrenda de comida.

De acuerdo con History Channel y algunas otras fuentes históricas, aún cuando no hubiera este ritual, había algunos humanos de buena voluntad, que dejaban zanahorias o heno para que los caballos o renos salvajes pudieran alimentarse, pero como todo cambia con las historias, esta actividad comenzó a cobrar cierto misticismo y diferentes versiones.

¿Por qué se acostumbran las galletas en Navidad?

Mientras en Dinamarca, Bélgica y Holanda, muchos niños creen que en realidad son caballos y no los típicos renos, los que llevan el trineo de Santa alrededor del mundo, todavía les dejan zanahoria y heno a los animales para que se recuperen de sus viajes y a cambio esperan recibir golosinas, como monedas de chocolate y mazapán; en otras partes de Europa y Estados Unidos se dejan galletas y ahora te decimos por qué.

Resulta que con la llegada de la Edad Media y la evangelización, muchas costumbres de diferentes países cambiaron, pero otras, como las nórdicas se mantuvieron, entre ellas las que celebraban el cambio de estación. La llegada de Sleipner se volvió la de Papá Noel y algunas especias como la canela, nueces y jengibre o la zanahoria se encarecieron, por lo que su uso se reservó para fechas muy especiales, como Navidad y se les dio uso en galletas y panes para que rindiera.

La costumbre se disgregó por el mundo y en Estados Unidos, durante la época de la Gran Depresión, las familias querían enseñarle a sus hijos un poco de gratitud y optaron por sugerir a sus niños que regalaran algo a Santa, quien se esforzaba por llevar algo a todos los menores del mundo.