Alimentación

FOTOS: Sorprendentes imágenes sobre lo que comen los niños en el mundo

Los pequeños siguen dietas que pueden poner en riesgo su salud o beneficiarlos de por vida, lo cual interesó a este fotógrafo
martes, 2 de junio de 2020 · 17:40

Gregg Saleg es un fotógrafo reconocido por su libro Pan diario: lo que comen los niños en todo el mundo, donde documentó visualmente la dieta de 52 niños alrededor del mundo, de los cuales estaba interesado en conocer sus hábitos alimenticios, mismos que desde su opinión, "duran toda la vida y con frecuencia abren el camino a problemas de salud crónicos como la diabetes, las enfermedades cardíacas y el cáncer de colon".

Aunque la publicación fue lanzada en 2016, el propio Saleg mencionó en su cuenta de Instagram que la publicación se detuvo para sus versiones en otros idiomas, aunque no duda que pronto tomará vuelos debido a la pandemia por la Covid-19, ya que aseguró que una de las formas más seguras de fortalecer el sistema inmunológico es con una dieta balanceada, incorporando alimentos saludables y evitando comida procesada, calorías vacías y azúcar.

Efectivamente, la población de los menores ha aumentado el número de afecciones en la salud debido a la nutrición que llevan actualmente, por lo que nos ha parecido oportuno e interesante compartir contigo algunas imágenes de los pequeños que han sido registradas por Saleg, quien además comparte un poco de las historias de los pequeños, cuyas dietas no sólo están determinadas por la falta de información respecto a una sana alimentación, sino por condiciones heredadas cultural o socialmente.

La alimentación en niños de todo el mundo

El Parque Nacional Xingu, una reserva en la cuenca amazónica rodeado de ganadería y deforestación, es el hogar de Kawakanih y su tribu, los Arawaki. La alimentación de Kawakanih está basada en la mandioca, una raíz parecida a la papa que se muele en harina y se usa para hacer beiju, una especie de panqué de yuca. Kawakanih envuelve su beiju alrededor del pescado fresco que atrapa en el río Xingu. "Cuando tienes hambre, simplemente vas al río con tu red", cuenta la pequeña al fotógrafo.

Siti Khaliesah de Kuala Lumpur, capital de Malasia, habla mandarín, toca el melodio, un instrumento de percusión y además gusta de coleccionar monedas de todo tipo. Saleg menciona que "al igual que los niños de todo el mundo", le encanta la pasta, especialmente el espagueti a la carbonara.

Greta, de 7 años, vive con su madre y su hermana pequeña en Hamburgo, Alemania, y su comida favorita son los palitos de pescado con puré de papas y salsa de manzana, aunque también disfruta del muslo asado con albóndigas de spätzle, una especie de pasta.

La aventura de Prince comenzó cuando tenía 12 años, ya que al lado de su familia abandonó St. James Montego Bay, en Jamaica, luego de que su primo fuera asesinado a tiros en el pequeño mercado de barrio que poseía su familia. Prince le contó al fotógrafo que echaba de menos el espacio verde abierto de la granja de su familia y los animales que criaron: cabras, gallinas, gansos, conejos, cerdos y vacas.

Cultivaron y cosecharon maíz, ñame, coco, naranjas, manzanas, peras, ackee (un fruto de la familia del lichi) y fruta del pan. Cuenta que en ese tiempo su dieta era mucho mejor de lo que es en Estados Unidos, a donde se mudaron. Además, Prince extrañaba a su padre, quien se quedó atrapado en Montego Bay conduciendo un taxi.

Segal compartió la historia de Jesús, originario de Michoacán, México, aunque se mudó con su madre y sus dos hermanas a Los Ángeles, en Estados Unidos, donde compartieron un departamento de una habitación al sur del centro infestado de cucarachas y roedores. Jesús recuerda poco de su padre, luego de que descubrieron que tenía otra familia. Respecto a su alimentación, la única comida que tomaba era la cena, pues el traslado de una hora a la escuela no le daba tiempo para tomar el desayuno y el almuerzo escolar le parecía poco apetitoso, así que sólo soportaba la fruta.

Su madre le hacía pollo y arroz la mayoría de las noches y en ocasiones especiales le preparaba su platillo favorito, tamales rojos. Al crecer, Jesús supo que había personas en peores condiciones que las de él, así que se unió a una organización estudiantil para alimentar a personas sin hogar y se ofreció como voluntario con Peace over violence, una ONG para ayudar a víctimas de abuso doméstico. Cuando Segal tomó esa foto, en 2016, Jesús había terminado su segundo año en Harvard, con una doble especialización en matemática aplicada y psicología.

Ayme, originaria de Brasil, se crió con una dieta principalmente indígena. Su padre es un ingeniero forestal y nutriólogo, mientras que su madre, la chef Ana Boquadi, investiga los usos culinarios y medicinales de los alimentos del Cerrado, ecorregión de la sabana tropical de Brasil, además de que tiene un pequeño restaurante vegano llamado Buriti Zen. El primer recuerdo de comida de Ayme es la leche de su madre, aunque su comida favorita es el Asaí, la cual es parte de su herencia, pues su bisabuela era una comerciante de ese fruto, vendía sus bayas en el mercado Ver-o-peso en Belém.