Hoy en día, comer con calma se ha vuelto casi un lujo. Entre juntas, traslados, tareas o pendientes, muchos terminamos consumiendo la comida en dos mordidas. Y, aunque parezca normal, este mal hábito tiene consecuencias que no siempre notamos a simple vista, pero sí pueden reflejarse en la salud con el paso del tiempo.
Seguramente has escuchado que comer lento ayuda a tener una mejor digestión, pero no se habla tanto sobre los efectos negativos de comer rápido. Desde atragantamientos hasta problemas de peso o del corazón, esta práctica se ha convertido en una bomba silenciosa que pasa desapercibida en nuestro día a día.
Si tú eres de los que desayuna en el coche, almuerza frente a la compu o cena viendo el celular sin levantar la vista del plato, esta nota es para ti. A continuación te contamos qué pasa en tu cuerpo cuando comes de prisa y sin prestar atención a lo que estás comiendo. ¡Sigue leyendo!

1. Riesgo de atragantamiento
Uno de los primeros riesgos al comer muy rápido es el atragantamiento. Al no masticar bien los alimentos y querer tragar porciones grandes, puedes bloquear las vías respiratorias. Aunque suena extremo, este tipo de accidentes pasa más seguido de lo que se cree, sobre todo en personas que comen mientras caminan, manejan o hacen otras cosas al mismo tiempo.
2. Aumento de peso
Otro punto importante: sí, comer rápido te puede hacer subir de peso. Cuando comemos a la carrera, el cuerpo no alcanza a registrar las señales de saciedad. Tarda al menos 20 minutos en decirle al cerebro “ya estuvo”, y si comes rápido, probablemente comas de más antes de darte cuenta. Esto se traduce en calorías extra que no necesitabas y que, con el tiempo, se convierten en grasa acumulada.
3. Mala digestión
La digestión empieza en la boca, por eso masticar bien es tan importante. Cuando este paso se salta o se hace a medias, el estómago tiene que trabajar más, generando molestias como inflamación, gases, acidez o sensación de pesadez. Comer rápido también puede provocar que tragues aire, lo que aumenta esa sensación de estar “empanzonado” todo el día.
4. Problemas cardiovasculares
Algunos estudios han encontrado que las personas que comen rápido tienen más riesgo de desarrollar síndrome metabólico, una condición que agrupa varios factores como presión alta, colesterol elevado y exceso de grasa abdominal. Todos estos factores aumentan el riesgo de enfermedades del corazón. Los malos hábitos alimenticios, como la velocidad al comer, tienen impacto directo en tu salud cardiovascular.
Problemas gastrointestinales crónicos
Comer de prisa también puede agravar condiciones como el síndrome del intestino irritable (SII) o la gastritis. Al forzar al sistema digestivo con grandes cantidades de comida en poco tiempo, y además no masticada adecuadamente, se genera un estrés digestivo constante que puede mantener irritado al tracto intestinal.