No es raro que alguna vez te hayas preguntado si es peligroso comerse algo que haya tenido contacto con una mosca. Estos insectos están en todos lados: en la cocina, en los basureros y hasta en los alimentos que dejamos un ratito sin tapar. Pero, ¿qué tan grave es si llegas a comerte un huevo de mosca sin querer?
Aunque suena bastante asqueroso, no siempre representa un riesgo fuerte para la salud. Muchas veces ni siquiera nos damos cuenta y el cuerpo se encarga de deshacerse de eso sin problema. El ácido del estómago es tan potente que descompone muchas cosas antes de que nos causen daño.
Aun así, hay que tener ciertas precauciones. No se trata de entrar en pánico cada vez que una mosca se para en tu comida, pero sí es buena idea saber qué efectos puede tener y cómo identificar si una comida podría estar contaminada con huevos o larvas de mosca. Toma nota para que no te pase.
¿Es peligroso comer huevos de mosca?
Cuando una mosca se posa sobre la comida, puede dejar pequeñas cantidades de saliva, heces e incluso huevos microscópicos. Aunque suena alarmante, el cuerpo humano tiene defensas que normalmente destruyen estas cosas. En la mayoría de los casos, lo único que puede pasar es un poco de malestar estomacal, como náuseas o diarrea leve.
Esto sucede porque las moscas, al haber estado en contacto con basura, heces o animales muertos, pueden cargar bacterias como Salmonella, E. coli o Listeria. No es tanto por los huevos, sino por lo que arrastran encima. Así que el verdadero problema es la contaminación cruzada más que la larva en sí.
Ahora bien, en casos raros y extremos, sí puede presentarse algo más serio. Se trata de una afección llamada miasis gastrointestinal, que es cuando las larvas logran sobrevivir al ácido estomacal y se alojan en el sistema digestivo. Pero esto suele ocurrir solo en condiciones muy insalubres o con personas inmunocomprometidas.
¿Cómo identificar los huevos o larvas de mosca?
Los huevos de mosca son muy pequeños, de color blanco, y suelen verse como una hilera de puntitos o hilos diminutos. Normalmente los depositan en alimentos que ya están empezando a descomponerse, especialmente carne o fruta muy madura. Las larvas, también conocidas como “gusanitos”, son blancas, alargadas y se mueven.
Si al abrir un alimento notas que hay movimiento extraño o alguna textura poco común, lo mejor es no comerlo. En frutas, puede verse como una parte blanda con huequitos o zonas que parecen estar fermentadas. En carnes o embutidos, el olor fuerte y el color grisáceo son señales de alarma.
