En la cocina mexicana, el ajo es un ingrediente indispensable en los platillos para realzar sabores, intensificar caldos y dar carácter a casi cualquier receta. Pero más allá de su uso gastronómico, este pequeño bulbo ha sido venerado durante siglos por sus propiedades curativas, tanto en tradiciones populares como en la ciencia moderna.
Desde civilizaciones antiguas como la egipcia o la griega, utilizaron este sazonador natural como remedio natural para fortalecer el cuerpo, combatir infecciones y dar energía. Actualmente se sabe que ese poder se deriva de su sustancia llamada alicina que es responsable de su olor característico y de muchas de sus propiedades curativas.
En este artículo podrás conocer cuáles son las propiedades curativas del ajo y qué beneficios puede tener para la salud en general al consumirlo de forma frecuente dentro de platillos saludables y diversas preparaciones que tengan por objetivo ser balanceadas o nutritivas.
Estas son las propiedades curativas del ajo
Este bulbo por medio de la alicina tiene propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas, siendo un potente aliado para fortalecer el sistema inmunológico y prevenir infecciones respiratorias (como tos, gripe, catarro o bronquitis leve) y digestivas (dolor de estómago por indigestión).
Así mismo, puede ayudar a reducir la presión arterial, mejorar la circulación sanguínea, disminuir los niveles de colesterol malo (LDL) y proteger el corazón. También se le atribuyen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, que ayudan a combatir el envejecimiento celular y prevenir enfermedades crónicas.
Además, estudios han demostrado que el ajo puede tener un efecto detoxificante, al estimular funciones del hígado y eliminar metales pesados del organismo. En algunos tratamientos alternativos, se ha utilizado como complemento en terapias contra parásitos intestinales, hongos e incluso para aliviar síntomas de resfriado común.
Otra cualidad que ha resaltado en los últimos años, es su poder para incorporarse como un alimento que fomente la digestión y por ello, se reduzcan tallas de más. De esta forma consumir un diente de ajo de forma frecuente dentro de la alimentación como sazonador o protagonista de preparaciones especiales como es la infusión de ajo, puede ser el primer paso para disfrutar de sus bondades.
Aun así, se recomienda moderación y consultar con un profesional de salud, especialmente si se toman anticoagulantes o medicamentos para la presión. Ahora no queda más que aprovechar las propiedades curativas del ajo de diversas formas de acuerdo a tus necesidades nutrimentales.
