En los últimos años, los fermentos naturales han ganado popularidad por ser aliados para la salud. Dentro de ellos, hay uno que ha ganado especial popularidad: los búlgaros, también conocidos como kéfir de leche. Aunque suene a algo exótico o complicado, la verdad es que son bastante sencillos de cuidar y consumir.
Si alguna vez viste esos grumos blancos flotando en un frasco de leche y pensaste que estaba echada a perder, puede que se tratara de estos famosos microorganismos. No solo son seguros, sino que muchas personas los consideran un tesoro natural por los beneficios que aportan al cuerpo, especialmente al sistema digestivo.
Los búlgaros son una excelente forma de mejorar la salud intestinal, fortalecer las defensas y añadir probióticos naturales a tu dieta. Si no los conocías o solo los has visto por encima, aquí te explicamos bien qué son, para qué sirven y cómo pueden ayudarte a sentirte mejor.

¿Qué son los búlgaros?
Los búlgaros son cultivos vivos de bacterias y levaduras que se alimentan principalmente de la lactosa en la leche. Visualmente, parecen pequeños gránulos gelatinosos de color blanco. Al fermentarse con leche (regularmente de vaca, cabra o vegetal), producen una bebida con sabor ligeramente ácido, muy parecida al yogur líquido: el kéfir.
Lo que los hace especiales es que, al fermentar, generan una bebida rica en probióticos, vitaminas, enzimas y minerales. Al igual que el yogur, ayudan a equilibrar la flora intestinal, pero el kéfir tiene una mayor variedad de microorganismos beneficiosos. Este fermento tiene origen en Europa del Este y Asia Central, y ha sido usado desde hace siglos como remedio casero para mejorar la digestión, subir las defensas y mantener una buena salud en general.
¿Cuáles son los beneficios de los búlgaros para la salud?
Tomar kéfir hecho con búlgaros de forma regular puede traer muchos beneficios. Aquí te dejamos los más conocidos:
- Mejora la digestión: al contener probióticos, ayuda a regular el tránsito intestinal, aliviar inflamación y evitar el estreñimiento.
- Fortalece el sistema inmune: una microbiota equilibrada se traduce en mejores defensas contra virus y bacterias.
- Favorece la absorción de nutrientes: especialmente de calcio, magnesio y vitamina B12.
- Apoya la salud ósea: ideal para personas con riesgo de osteoporosis.
- Reduce molestias como gases o reflujo: al equilibrar los ácidos en el estómago.
- Puede mejorar la tolerancia a la lactosa: ya que las bacterias “se comen” buena parte de la lactosa presente en la leche.