En la vasta tradición culinaria de México, existen alimentos que han logrado trascender el tiempo y las generaciones. Algunos platillos y productos actuales tienen su origen en las culturas prehispánicas, que aprovecharon al máximo los recursos de su entorno para nutrirse con sabiduría. Hoy, uno de esos alimentos milenarios continúa presente en los mercados, restaurantes y hogares del país.
Lejos de ser una rareza, este alimento forma parte de la identidad gastronómica de nuestro país, donde no solo se consume como botana o acompañamiento, sino que también se valora por su alto contenido nutricional. La sabiduría ancestral lo convirtió en un ingrediente cotidiano de la gastronomía mexicana, y la cocina contemporánea lo sabe ocupar con orgullo y creatividad.
Actualmente, su consumo ya no se limita a lo local: ha llamado la atención en festivales gastronómicos, restaurantes de alta cocina e incluso en propuestas de alimentación sostenible. Así, se convierte en un ejemplo claro de cómo lo tradicional puede convivir con lo moderno y lo saludable sin perder su esencia. ¿Quieres saber de qué alimento prehispánico se trata? Sigue leyendo.

¿Cuál es el alimento prehispánico que seguimos consumiendo en la actualidad?
Este alimento prehispánico son los chapulines, pequeños insectos que han sido parte fundamental de la dieta mesoamericana desde hace siglos. Se recolectan de forma artesanal durante temporadas específicas del año y suelen tostarse con sal, ajo, limón o chile o es utilizado para hacer salsas. Su sabor intenso y textura crujiente los ha hecho populares entre quienes buscan experiencias culinarias auténticas.
Además de su tradición, los chapulines son una fuente rica en proteínas, hierro, calcio y vitaminas B1 y B12. Son bajos en grasa y son ricos en fibra (lo cual ayuda a tener una fácil digestión) y también contienen antioxidantes que combaten los radicales libres, lo que ayuda a prevenir el daño celular y reduce el riesgo de enfermedades crónicas.
Hoy en día, es común encontrarlos en mercados tradicionales, pero también en platillos como tacos, quesadillas, tamales o incluso en pizzas gourmet. Su presencia en la cocina mexicana moderna demuestra que los alimentos con raíces profundas pueden seguir floreciendo en nuevos contextos, sin perder el valor cultural que los sostiene.
