En las últimas semanas se han dado a conocer un par de casos de miasis en México, provocados por el gusano barrenador, una larva que infecta tejidos vivos de animales, pero que también puede migrar a humanos. Esta situación ha generado alerta entre la población mexicana, sobre todo en zonas rurales y ganaderas, donde el parásito encuentra un entorno ideal para reproducirse y propagarse.
Aunque la miasis no es una enfermedad nueva, su reaparición con mayor frecuencia ha puesto sobre la mesa la necesidad de extremar precauciones sanitarias. En humanos, los casos de miasis por gusano barrenador suelen estar relacionados con una higiene deficiente, falta de acceso a atención médica o convivencia cercana con animales infectados, condiciones que podemos encontrar de forma común en entornos rurales.
El gusano barrenador es una especie de mosca cuyas larvas pueden invadir heridas abiertas o cavidades del cuerpo para alimentarse del tejido vivo. Esta forma de parasitismo puede llegar a generar complicaciones severas si no se trata a tiempo. Y aunque se han implementado campañas de erradicación en distintos momentos, las recientes lluvias, el aumento de temperatura y la movilidad del ganado han contribuido a que este parásito vuelva a infectar tanto a animales como a personas.

¿Cuáles son los riesgos más comunes de contraer miasis?
Uno de los riesgos más comunes al contraer miasis es el daño progresivo de los tejidos, ya que la larva del gusano barrenador se irá alimentando del cuerpo vivo del huésped, lo que genera dolores intensos, inflamación, secreción y mal olor en las zonas afectadas. Si estas lesiones no se atienden adecuadamente, pueden crecer y facilitar infecciones secundarias que agravan el cuadro clínico.
Sumado al daño local, también existe el riesgo de que la infestación se extienda a zonas profundas del cuerpo. Cuando las larvas migran a cavidades como los ojos, oídos o incluso la nariz, pueden provocar daños graves, incluyendo pérdida de la visión, alteraciones neurológicas y complicaciones respiratorias. Y si se da el caso, las infecciones pueden poner en riesgo la vida si no hay intervención médica adecuada.
Otro riesgo importante es la dificultad para detectar la miasis en su primera etapa, debido a que algunos síntomas pueden confundirse con infecciones comunes. Esto puede retrasar el tratamiento y permite que las larvas avancen más. Por ello, ante cualquier herida maloliente, secreción anormal o sensación de movimiento en la piel, es esencial acudir de inmediato al médico, sobre todo si has estado en ambientes donde el riesgo por miasis es alto. La prevención es clave: mantener una higiene adecuada, cubrirse y protegerse de las moscas puede marcar la diferencia.