Después de una comida pesada, no hay nada más incómodo que sentir el estómago inflamado, los gases o esa pesadez que no se va. En esas situaciones, muchos optan por remedios caseros que alivian rápido y sin complicaciones. Pero hay una solución sencilla y muy natural que quizá no habías, pero que aquí te vamos a contar.
El secreto está en una especia que es muy conocida por su aroma fuerte y sabor característico, sobre todo en postres, infusiones y recetas navideñas. Sin embargo, más allá de su uso en la cocina, tiene varias propiedades medicinales que vale la pena conocer. Una de ellas es su capacidad para mejorar la digestión y reducir molestias estomacales.
Así que si sueles sufrir de inflamación, indigestión o hasta cólicos leves, tal vez sea momento de darle una oportunidad a este remedio natural. A continuación te contamos qué tiene de especial, cómo usarlo y por qué podría convertirse en tu nuevo aliado después de comer.
¿Qué especia aromática ayuda a mejorar la digestión de forma natural?
Hablamos del clavo de olor, una especia que proviene de un árbol originario de Indonesia. Su principal componente activo es el eugenol, una sustancia con propiedades analgésicas, antisépticas y antiinflamatorias. Esta es la razón por la cual se ha usado por generaciones en remedios caseros, desde tratar el dolor de muelas hasta aliviar problemas digestivos.
Gracias a estos compuestos, el clavo puede ayudar a estimular la producción de enzimas digestivas y reducir la formación de gases. Además, tiene un efecto calmante sobre el tracto digestivo, lo que lo convierte en un buen remedio natural para quienes tienen digestiones lentas o sienten malestar después de comer.
¿Cómo puedes usar el clavo de olor para la digestión?
Una de las formas más simples de usar esta especia es en forma de infusión. Solo necesitas hervir de 2 a 3 clavos en una taza de agua durante cinco minutos. Después de colarlo, puedes tomarlo tibio después de comer. Su sabor es fuerte, así que puedes endulzarlo con un poco de miel si lo prefieres.
Otra opción es masticar uno o dos clavos después de una comida pesada. Esto no solo mejora la digestión, también refresca el aliento. Sin embargo, hay que tener cuidado de no consumirlo en exceso, ya que en grandes cantidades puede irritar el estómago o interferir con ciertos medicamentos.
