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¿Cuál es la relación cíclica entre el sueño y la alimentación?

Es bien sabido el comer y dormir de manera adecuada es importante para mantenernos sanos. Pero, ¿sabes cuál es la relación entre ellos? En esta primera parte te platico cómo el sueño puede afectar lo que comemos, para bien y para mal
domingo, 26 de junio de 2022 · 09:00

Una reciente revisión llamada “Sleep and Diet: Mounting Evidence of a Cyclical Relationship” propone que, en efecto, el sueño afecta nuestra dieta, pero que, a su vez, la dieta afecta el cómo y cuánto dormimos. El día de hoy nos dedicaremos a explorar el primer segmento de este ciclo: el sueño en nuestra alimentación. 

Numerosos estudios durante los últimos años han encontrado que el sueño desempeña un papel importante en los hábitos alimenticios del ser humano. Estos muestran que la falta de sueño (dormir alrededor de 5 horas cada noche o menos) afecta nuestra dieta de dos formas: 

1. Ingerimos una mayor cantidad de kilocalorías; comemos más entre comidas. 

2. Elegimos alimentos más ricos en grasas, azúcares y sodio.  

Entonces, podemos decir que el sueño insuficiente conduce a la ingestión de una mayor cantidad de energía y a tener una dieta de menor calidad. Esta es una de las razones, como quizás habrás escuchado, por las cuales, el dormir poco se asocia con un mayor riesgo de presentar sobrepeso o enfermedades cardiometabólicas. 

En este podcast te explicaremos cómo el sueño puede afectar lo que comemos, escúchalo también por Spotify

Pero, ¿por qué sucede esto? La ciencia ha propuesto varios mecanismos. Por ejemplo, que la secreción de hormonas reguladoras del hambre y de la saciedad, como la grelina y leptina, se ve afectada por la falta de sueño. Sin embargo, los resultados son inconsistentes, ya que en muchos estudios no se han observado diferencias en las concentraciones de estas hormonas tras una privación de sueño.

Por otro lado, uno de los posibles mecanismos que muestra resultados más consistentes en distintos estudios se basa en que, después de un periodo de falta de sueño, los antojos o  “cravings” son más comunes y que los centros de recompensa del cerebro se muestran más activos en respuesta a alimentos densos en energía. Es decir que, lo que nos mueve a comer más y a elegir alimentos con más grasa, azúcares y sodio es un impulso más bien hedónico. 

Otro factor que parece estar involucrado en los cambios en comportamientos alimenticios es la percepción de sabores; los hallazgos sugieren que la falta de sueño hace que ciertos alimentos tengan un sabor más intenso, por ejemplo, los alimentos muy dulces, provocando que los elijamos más tras un periodo en el que hemos dormido menos. 

Algo interesante es que actualmente la ciencia también está explorando si aumentar las horas de sueño mejora la calidad de nuestra dieta. En estudios preliminares se ha observado que, en personas que duermen poco, el dormir más por algunas semanas y de manera constante, podría reducir el apetito y favorece la elección de alimentos menos densos en azúcar. 

Y… ¿qué hay del efecto de lo que comemos en el sueño?, ¿podemos mejorar el descanso comiendo o dejando de comer ciertos alimentos?, esta otra cara de la moneda te la platicaré en la segunda parte de este interesante tema.  

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mgm

Fuentes: 

Zuraikat FM, Wood RA, Barragán R, St-Onge MP. Sleep and Diet: Mounting Evidence of a Cyclical Relationship. Annu. Rev. Nutr. 2021. 41:309–32.