En épocas recientes se ha popularizado un dicho que dice que la leche puede resultar mucho más eficiente para hidratar el cuerpo que el agua misma, sin embargo, esto podría no ser del todo cierto y por eso desde la Harvard Health Publishing, de la Harvard Medical School, nos explican la verdad detrás de este mito.
Este dicho se sustenta en varios estudios pequeños que han intentado comprobar qué tipo de bebida resulta más eficiente a la hora de hidratar el cuerpo, en muchos de ellos se sometía a los participantes a un programa de actividades físicas para inducir la deshidratación y después rehidratarlos con diferentes bebidas como leche, bebidas deportivas, agua, soluciones orales o incluso cerveza.
Para medir los resultados se tomó en cuenta la orina que producían los voluntarios después de consumir las bebidas, obteniendo resultados importantes con la leche, pues con este alimento la cantidad del líquido expulsado era mucho menor en comparación a los otros voluntarios que habían bebido el resto de bebidas, de esta manera se concluyó que habían retenido más líquido.
No obstante este tipo de resultados no pueden tomarse como definitivos debido a distintas limitaciones que se deben de considerar en los estudios, por ejemplo, en algunos casos al contar con muy pocos participantes el resultado no es era del todo confiable, además algunos estudios involucraban ambientes cálidos durante el proceso de deshidratación, lo que llevó a una pérdida de fluidos importante, estos resultados por lo tanto podrían no aplicar a situaciones típicas de actividades diarias o ejercicio.

Además siempre hay que considerar que la leche involucra otros factores como el sabor, la consistencia, las calorías extras y los nutrientes con los que cuenta esta bebida, que van a ocasionar un impacto diferente y tal vez no positivo en nuestro organismo más allá de la hidratación, por lo que cuando se trata de aportar líquido al cuerpo, la mejor bebida para hacerlo sigue siendo el agua natural.