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Emociones y alimentación: ¿Cómo influyen tus emociones con lo que comes?

Seguro has escuchado que alguien dice “comí por ansiedad” sin realmente saber qué significa eso, quizá solo significa que no tenía hambre y alguna emoción que siempre relacionamos con ansiedad le provocó comer. Aquí hablaremos un poco de las emociones y su relación con la alimentación
domingo, 23 de enero de 2022 · 09:00

En la literatura sobre conducta alimentaria, se habla de tres componentes que afectan la elección de los alimentos: cognitivo, conductual y afectivo, casi todas nuestras decisiones alrededor de los alimentos se ven influenciadas por ellas, aquí es donde entendemos que no comemos sólo por hambre, sino, por un conjunto de razones más.

Durante el estudio de las emociones y alimentación, se ha identificado que los comedores emocionales incrementan el consumo de los alimentos en respuesta a emociones desagradables así como agradables; en el caso de las desagradables eso está más que estudiado y supongo puedes imaginarte que es real, ¿Cuántas veces hemos visto a la chica triste después de un rompimiento con su litro de helado llorando en alguna Chick Flick? Ahí se relaciona inmediatamente la tristeza con el helado, lo que podría llamarse igual “comfort food”. Ahora bien, aunque menos estudiadas las emociones agradables también nos provocan comer, por ejemplo, cuando estamos celebrando algo.

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A pesar de los múltiples intentos por explicar el efecto de las emociones en la alimentación, actualmente no es bien conocido el proceso mediante el cual las emociones afectan la conducta alimentaria pero se tienen varias hipótesis:

a) Las emociones desagradables hacen que comamos para regular dichas emociones: volvemos al ejemplo del helado, dado que ciertos tipos de comida me causan placer, trataré de comerlo a ver si así estoy menos triste.

b) Las emociones intensas suprimen nuestra ingesta de alimentos: cuando pasamos por situaciones que nos generan mucho estrés a veces ni nos detenemos a pensar en qué comemos, personas que pierden kilos durante una fuerte depresión.

c) Nuestras emociones dificultan que controlemos lo que comemos o no comemos: ante un mar de emociones es difícil que pensemos en planear nuestras comidas o nos detengamos a escuchar nuestras señales de hambre y saciedad.

d) Elegimos alimentos dependiendo de las emociones que estos nos provocan: por lo regular escogemos alimentos con el fin de potenciar o contrarrestar la emoción que estamos sintiendo según sea el caso.

Es muy común que la alimentación emocional nos lleve a elegir comida alta en calorías y en muchas ocasiones en grandes cantidades por el placer que esto pueda llegar a producir y después de esto viene un sentimiento con una carga muy negativa de emociones que es el remordimiento, el cual se destaca dentro de las mujeres, usualmente asociado a el miedo a subir de peso instaurado por la sociedad.

Comer grandes cantidades de comida en relativamente poco tiempo puede ser categorizado como atracones, se ha investigado que usualmente a los atracones los preceden emociones desagradables como la depresión, enojo, sensación de vacío, desesperación, preocupación e insatisfacción.

Lo que sería útil pensar aquí es que la comida no va a arreglar ninguno de nuestros problemas o emociones ya que la sensación de placer es efímera y usualmente le procede una sensación de remordimiento.

Si tu batallas con atracones o “hambre emocional” tienes que atender tus emociones de raíz con un profesional de salud mental, es un error pensar que al elegir opciones con menos calorías el problema puede ser menor cuando sea la comida que sea se sigue reforzando la conducta.

Como ya lo platicamos las emociones tienen un componente sociocultural que influye en las preferencias y el patrón de consumo de los alimentos, esto a veces teniendo más peso que nuestro ciclo de hambre-saciedad. La conducta alimentaria es multifactorial y la elección de los alimentos está influenciada no solo a satisfacer el hambre si no que la elección de los alimentos depende de las emociones inducidas por el propio alimento. Está bien que las emociones nos lleven a elegir cierto tipo de alimento mientras no se nos salga de las manos y que la gran parte de nuestra alimentación tenga estructura y sea en su mayoría saludable. ¿Ustedes qué piensan? ¿Se consideran comedores emocionales?

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mgm