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Deshidratación crónica: ¿Cómo saber que estás tomando la cantidad suficiente de agua? | PODCAST

Tomar agua no sólo debería ser una rutina en tu vida diaria, es importante conocer la cantidad de agua que deberías consumir y cuáles son los síntomas que te indican que está sufriendo una deshidratación
domingo, 4 de julio de 2021 · 09:00

Un correcto estado de hidratación es indispensable para el adecuado funcionamiento del organismo. ¿Sabías que el agua compone alrededor del 60% de nuestro cuerpo? Y esto se debe a que tiene un papel protagónico en diversos procesos, desde la digestión hasta la regulación de la temperatura corporal. Si los requerimientos de agua no están cubiertos, el rendimiento físico se verá afectado, disminuyendo nuestras capacidades en el día a día. 

¿Cuánta agua se debe beber al día?

La cantidad de agua que necesita una persona a otra difiere de acuerdo con el sexo, edad, temperatura y humedad del ambiente, así como al tipo de trabajo que desempeña.

El cuerpo a diario tiene pérdidas de agua a través de la orina, la digestión, sudoración y respiración. Es importante mantener un equilibrio entre estas salidas constantes y la ingesta de líquidos. Si por alguna razón, no logramos balance adecuad podemos llegar a estado leves a severos de deshidratación.

La sed es el mecanismo con el que se cuenta para poder regular el balance hídrico, y se recomienda, a la población adulta en general consumir, en promedio, tres litros de líquidos al día para los hombres y dos litros de líquidos para las mujeres. El líquido que se prefiere es el agua natural, pero tanto el café, como el té, aguas frescas, sopas, gelatinas, se consideran dentro del consumo.

¿Cómo puedo detectar que me he deshidratado?

Los primeros síntomas de un desequilibrio entre la ingesta y la pérdida de líquidos son: boca seca, reducción en la cantidad y frecuencia con la que se orina, dificultad de concentración y rendimiento cognitivo. Si no se recuperan líquidos, esto puede progresar y manifestarse como: hormigueo en las extremidades, somnolencia, impaciencia, náuseas e inestabilidad emocional.

La deshidratación crónica se ha relacionado con un mayor riesgo de caídas, infección en las vías urinarias y recaídas, formación de cálculos renales, flatulencias, estreñimiento, dolores de cabeza y migrañas. Además, produce aumento de la presión arterial y la frecuencia cardiaca de manera progresiva, incrementando 4 latidos al minuto por cada punto porcentual de peso corporal perdido. Los cambios en la presión sanguínea y el ritmo cardiaco conducen a un aumento de la sensación de fatiga y productividad alterada. La deshidratación también afecta a la toma de decisiones.

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¿Cómo hidratarse?

Es muy importante reponer la cantidad adecuada de líquidos a lo largo del día según nuestras necesidades físicas, temperatura ambiental y tipo de trabajo que realizamos. Recomiendo iniciar el día bien hidratado y rehidratarse constantemente con agua natural, o un suero en caso de ser necesario: después de hacer ejercicio por más de 60 minutos o a temperaturas elevadas, por ejemplo.

El consumo de líquidos en las comidas es fundamental. Algunos estudios han demostrado que la cantidad de líquidos y comida están relacionados, y que la ingesta de bebidas en periodos sin alimentos es menos común. Además, las comidas juegan un papel muy importante en la estimulación de la sed. Utiliza tus momentos de descanso para ingerir tus líquidos favoritos.

Si te has percatado que tu sed está incrementada sin causa aparente, te recomiendo consultar con tu profesional de la salud de confianza. Esto puede ser un síntoma de un problema metabólico o emocional. Además, exceder los requerimientos de líquidos de manera constante puede representar una sobrehidratación, que lleve a la pérdida de electrolitos y minerales.

mgm