El sobrepeso y obesidad es un problema de salud pública que afecta a todo el mundo y por ello, existe una gran variedad de dietas que se han popularizado. Una de las más conocidas es la dieta alcalina, la cual ha logrado llegar bastante lejos gracias a que celebridades como Kirsten Dunst, Gywneth Paltrow, Victoria Beckham, Jared Leto o Jennifer Aniston la llevan a cabo.
La dieta alcalina no es nueva. En 1931 se otorgó el Premio Nobel de Medicina al Dr. Otto Heinrich Warburg por su "descubrimiento de la naturaleza y el modo de acción de la enzima respiratoria" y aunque parece que esto no tiene conexión, en realidad detectó que la mayoría de las enfermedades, incluido el cáncer, sobreviven en medios ácidos.
No nos vayamos tan rápido, antes de entender este proceso, es importante señalar que los líquidos en el organismo tienen un pH que se mide a través de una escala que va del 0 a 14, de ahí que 0 a 6 indique un pH ácido, 7 un pH neutro y arriba de 8 sea alcalino. La sangre tiene un pH de entre 7.35 y 7.45, medidas que son fundamentales en la dieta alcalina, te explicamos por qué.
Los orígenes de la dieta alcalina
De acuerdo con el Dr. Warburg la dieta basada en alimentos acidificantes y combinada con el sedentarismo que él llamaba alimentación antifisiológica, crea un entorno de acidez en el organismo que expulsa el oxígeno de las células, de forma que para el científico, ninguna enfermedad podía sobrevivir en un entorno alcalino.
De ahí que algunos dietistas han asegurado que este régimen alimenticio ayuda a mantener la salud del organismo cuidando una alimentación baja en productos ácidos y alta en alcalinos, lo que a su vez evita las enfermedades, el cáncer, desintoxica el organismo y ayuda a perder peso, pero ¿es verdad?
La dieta alcalina
La dieta alcalina sostenida en la teoría de Warburg (quien vale la pena destacar, no fue él quien la creó) clasifica los alimentos alcalinizantes y acidificantes, lo cual no está vinculado a su sabor, por ejemplo, uno de los frutos estrella de esta dieta es el limón, que a pesar de tener un sabor ácido es alcalino.
En la dieta alcalina se deben incluir un 80% o más de alimentos alcalinizantes y 20% o menos de alimentos neutros o moderadamente acidificantes, y evitar los que son altamente acidificantes. Esto significa que en este régimen alimenticio la mayoría de los alimentos son vegetales y prácticamente se deben evitar los de origen animal.
Alimentos alcalinizantes: limón, espinacas, pepino, brócoli, col, coliflor, coles de Bruselas, soya, toronja, aguacate, betabel, berenjena, apio, ajo, jengibre, ejotes, lechuga, cebolla, rábano, jitomate, alcachofa, espárragos, zanahoria, calabacín, papa, chícharos, quinoa, aceite de oliva, etcétera.
Alimentos neutros o moderadamente acidificantes: garbanzos, melón, ciruela, sandía, nueces, manzana, albaricoque, plátano, arándanos, uvas, naranja, mango, durazno, arroz y pastas integrales, etcétera.
Alimentos altamente acidificantes: carne roja, de pollo, de cerdo, huevos, pescado, marisco, lácteos, hongos, chocolate, café, té, alcohol, etcétera.
Lo bueno y lo malo de esta dieta
Lo que va en contra de esta dieta es que no todos los órganos en nuestro cuerpo tienen el mismo pH, por lo cual aumentar o disminuir el pH de los alimentos no sólo influye en la sangre, sino en todo el cuerpo.
Por otra parte, el organismo ha creado un sistema en el que se deshace naturalmente de los ácidos y regula el pH en todo el cuerpo, a través de los riñones, por lo que no hace falta que nosotros lo hagamos de forma consciente.
De igual manera, al evitar consumir algunos productos alimenticios podríamos fomentar la desnutrición o un desbalance de nutrientes en nuestro cuerpo, lo cual no es aconsejable.
Lo bueno de esta dieta es que aumenta la cantidad de vegetales, pero en realidad sólo se debe mantener una proporción elevada de estos productos y no olvidar balancearla con otros de origen animal con moderación, ya que en exceso, los segundos sí promueven el aumento de peso y la aparición de enfermedades.
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