Es común que en la actualidad escuchemos sobre la dieta mediterránea y se relacione con un impacto importante en la salud y su influencia en mejorar la calidad de vida. Incluso se ha llegado a asociar con los efectos benéficos que puede lograr en la salud, como prevención de enfermedades cardiovasculares y en algunos hasta cáncer, aunque ¿qué es lo que hace que esta dieta sea tan exitosa?
La dieta mediterránea inicialmente corresponde al patrón de alimentación que se seguía en Grecia e Italia y que actualmente se sigue en toda la costa del Mediterráneo. Este tipo de alimentación se basa principalmente en el bajo consumo de grasas saturadas y proteínas de origen animal, consumo elevado de grasas insaturadas como el aceite de oliva, consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono procedentes de cereales y alto consumo de fibra, vitaminas y minerales, así como utilizar técnicas culinarias sencillas que no transformen el producto.
De hecho, los principales alimentos que se consumen en la dieta mediterránea son los siguientes:
Aceite de oliva como fuente principal de grasa
El aceite de oliva es indispensable dentro de este patrón de alimentación, ya que se utiliza como la fuente principal de grasa, considerado un ácido graso monoinsaturado, contribuyendo a una buena salud cardiovascular. Además aporta antioxidantes como la vitamina E y compuestos fenólicos.
Elevado consumo de frutas y verduras
Estos alimentos aportan al organismo una alta cantidad vitaminas y minerales, betacarotenos y fibra dietética lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y se asocia con la prevención de algunos tipos de cáncer.
Alta ingesta de cereales integrales y legumbres
La alta ingesta de cereales integrales y legumbres tienen efectos favorables en la glucemia, además de aportar una alta densidad de nutrientes tienen bajos niveles de grasa y brindan proteínas de buena calidad.
Consumo moderado de vino
La dieta mediterránea se caracteriza por el consumo moderado de alcohol durante la comida, principalmente vino, que tiene un importante efecto cardioprotector, disminuyendo los riesgos cardíacos. Fortalece los huesos y funciona como antibacteriano, protegiendo al cuerpo humano, aunque es importante que se consuma de manera responsable.
Bajo consumo de alimentos de origen animal
Dentro del estilo de vida mediterráneo, los alimentos de origen animal se consumen en moderadas cantidades, lo que permite que no se ingieran altas cantidades de grasas saturadas, que si se consumen en exceso pueden ocasionar problemas de salud.
Es gracias a estos alimentos, así como el consumo adecuado de agua y la práctica constante de ejercicio, que la dieta mediterránea es tan exitosa y permite que las personas mantengan un buen estado de salud.